Imaginemos una escena. Un familiar nuestro, puede ser cercano o lejano, fallece. Este familiar, más concretamente, pertenecía a la religión budista, por lo que su funeral incluye cantos propios de dicha ceremonia. Estos cantos se denominan ‘Sutras’ y son declamados por sacerdotes, obviamente. Ahora imagina que, durante la celebración de dicho funeral, en lugar de ser una persona quien lo dirigiese, quien cantase esos ‘Sutras’, fuese un robot. Y además un robot bastante conocido por muchos geeks: el así llamado Pepper. Un robot, además, que ha pasado por diversos empleos y parece no encajar bien en ninguno. Lamentablemente, tampoco creemos que vaya a ser esta la definitiva.
¿Contratarías al robot Pepper para tu funeral?
En el siguiente vídeo de YouTube podemos ver a Pepper en acción. Mientras toca un tambor, se dedica a cantar, con una voz monótona, metálica y, claro, robotizada, un ‘Sutra’ al que se le presupone espiritualidad y recogimiento. El resultado digamos que es, dejémoslo en este adjetivo, desconcertante.
Por mucho que a bastantes de nosotros nos entusiasme la idea de un funeral conducido por un robot, la idea generalizada es que, sin duda, puede resultar algo desconcertante y poco coherente. El nuevo trabajo de Pepper, un androide creado por la compañía Softbank, ha sido presentado en la nueva exposición de tecnología aplicada a los servicios funerarios que se celebra en Japón bajo el significativo nombre de Life Ending Industry. Al parecer los monjes budistas no reciben demasiado apoyo monetario de la comunidad religiosa, así que tienen que trabajar en otros lugares para llegar a fin de mes. El nuevo trabajo de Pepper el robot vendría así a llenar el hueco dejado por el monje humano para que así todos los fallecidos tengan consuelo. Aunque sea uno realmente extraño.
Según parece, aún nadie ha contratado los servicios del nuevo robot-monje budista. El concepto es bastante desconcertante: solo debemos imaginar una iglesia católica con un robot humanoide celebrando la eucaristía. Con esa imagen en la cabeza no imaginamos cómo pudiera tener éxito una idea tan loca. Pero tratándose de Japón todo puede ocurrir. Y, ¿Quién sabe? Quizás el robot Pepper, tras ser camarero, amo de casa y dependiente de tiendas, por fin puede haber encontrado su verdadera vocación.