La adicción al teléfono móvil es un hecho que no podemos obviar. No se trata de demonizar el uso de los terminales móviles: al fin y al cabo, todos nosotros tenemos un dispositivo en el bolsillo y lo consultamos a diario. Para todo. Si estamos en un bar y hay discusión, lo abrimos para zanjar el tema. ¿Que no encontramos una calle? Google Maps. Un paisaje espectacular, lo fotografiamos. Con el móvil, por supuesto. Y, luego, lo editamos con las aplicaciones pertinentes. Mandamos mensajes por WhatsApp, historias mediante Instagram y, en el bus, miramos vídeos de YouTube como si no fuese un mañana. O series de Netflix, ahora que podemos descargar sus pelis para verlas sin conexión. En resumen, el teléfono móvil nos ha salvado la vida. Aunque debemos tener en cuenta, también, que puede arruinárnosla.
Estudiante, cuidado con tu teléfono móvil
Y esta adicción al móvil que tanto sufrimos algunos puede tener consecuencias no solo físicas (todas esas posturas antinaturales que adoptamos cuando miramos continuamente la pantalla). Ahora, según informa The Next Web, un estudio revela que el simple hecho de tener a la vista nuestro teléfono móvil nos puede volver más tontos. Los investigadores llevaron a cabo una encuesta de conducta entre más de 600 personas para resolver si el teléfono móvil podría ocupar un especio determinante en nuestro espacio cognitivo. En otras palabras, si nuestro dispositivo podría interferir en el aprendizaje, aún estando en silencio o apagado. Los resultados fueron esclarecedores: un Sí rotundo.
La investigación corrió a cargo de la Universidad de Texas: los participantes del estudio tuvieron que resolver unos cuantos problemas de matemáticas. Posteriormente, los investigadores pidieron que memorizasen una secuencia de letras generadas al azar. Estas letras iban cambiando gradualmente. El estudio se desarrolló de la siguiente manera:
Los participantes se dividieron en tres grupos. Los primeros tuvieron que dejar sus teléfonos móviles encima de la mesa en la cual resolvían los problemas. A los segundos se les pidió que guardaran su teléfono en su bolso, mochila, etc. Los terceros tuvieron que dejar el móvil en una habitación aparte. Todos ellos, sin excepción de grupo, tuvieron que silenciar sus teléfonos durante todo lo que durase el experimento.
Móviles y concentración, peligroso combinado
Los resultados fueron esclarecedores: aquel grupo que podía ver su teléfono sobre la mesa, aún estando la pantalla bloqueada y en silencio, pudieron hacer menos problemas matemáticos que el resto, así como memorizar bastantes menos letras. Las conclusiones a las que llegaron los investigadores no daban lugar a equívoco:
«Los resultados del experimento indican que la mera presencia de los teléfonos móviles de los participantes en el mismo acabaron perjudicando su desempeño en las tareas propuestas. Dichas tareas eran sensibles a la capacidad de concentración espacial que tenemos. Sin embargo, el resto de participantes pudieron concentrarse y realizar bien el experimento.»
Las conclusiones a las que podemos llegar son claras y cristalinas: la mera presencia del teléfono móvil cuando estamos realizando una tarea que requiere concentración, está de más. Así que, la próxima vez que tengas que preparar algún examen, resolver problemas, etc, es mejor que alejéis de vuestra vista el teléfono. Colocadlo en vuestro bolso o bien alejados de vuestra vista. Vuestro rendimiento os lo agradecerá.
Gracias por el aporte.