Un juez Thomas Rueter, del estado norteamericano de Pensilvania, ha dictaminado que Google, con base en California, debe entregar al FBI una serie de emails que se encuentran alojados en servidores fuera de los EEUU, como parte de una investigación por fraude, según informa Reuters.
La polémica en esta sentencia venía servida al exigir el juez información que se encuentra fuera de su capacidad de control. El juez, sin embargo, justificó la acción apelando a cuestiones de matiz. Según Reuters, «aunque la recuperación de la información propiedad de Google en sus centros en el extranjero podría considerarse una invasión potencial de la privacidad, la infracción de ésta se produce justamente al revelar la información incluida en los mensajes, ya dentro de los EEUU«.
Con ello, el juez da a entender que su decisión principal es la de trasladar los mensajes de un servidor externo a un servidor de los EEUU. Una vez ahí, Google actuaría como ya ha hecho en otras ocasiones, entregando información que se encuentre alojada dentro del país. Según el juez, Google recibe más de 25.000 peticiones al año de entrega de emails que sean de utilidad para investigaciones criminales.
El caso Microsoft
Otro de los elementos que ha generado polémica respecto a esta sentencia es la existencia de jurisprudencia reciente que justifique una decisión opuesta a la tomada por el juez Rueter. Hace siete meses, Microsoft se encontró envuelto en una situación similar, donde una investigación relativa a narcóticos demandaba la revelación de información alojada en un servidor de Dublín.
Sin embargo, el juez de ese caso concluyó que no se podía forzar a la compañía a entregar esos archivos, al encontrarse fuera de sus fronteras. La decisión fue aplaudida por compañías tecnológicas, grupos de apoyo a la defensa de la privacidad y la Cámara de Comercio estadounidense.
Google afirma ahora que recurrirá la decisión mediante un comunicado: «En este caso, el magistrado ha ignorado el precedente, y tenemos intención de recurrir su sentencia. Seguiremos luchando contra las órdenes judiciales invasivas«.
Una ley arcaica
Las dos sentencias, junto con muchas otras, se han tomado apoyándose en la Stored Communications Act, una ley federal que data de 1986. Según muchas empresas del área tecnológica y algunos grupos en defensa de la privacidad, esta ley de más de 30 años está completamente desfasada, y no tiene en cuenta la situación en la que nos encontramos en la actualidad en materia de información y privacidad.
EEUU y la privacidad
2016 ha sido un año en el que hemos podido conocer muchos casos en los que la defensa de la intimidad en la red chocaba frontalmente con exigencias de seguridad por parte de autoridades gubernamentales. El caso de Yahoo es el más reciente, pero también podemos recordar la polémica con Apple negándose a ofrecer una ‘puerta trasera’ en sus iPhones, así como Telegram en su servicio de mensajería.
En diciembre, Google publicó ocho cartas enviadas por el FBI, en un ejercicio de transparencia. En estas cartas, enviadas desde distintas sedes del FBI de todo el país entre 2010 y 2015, se exigía de la empresa californiana la entrega de nombres, direcciones, y acceso a cuentas.
El debate entre privacidad y seguridad está más vigente ahora que nunca. Tal vez por eso sería el mejor momento para empezar a revisar leyes que se refieran a este aspecto, no sólo en EEUU, sino en todo el mundo.