tsunami

A todos nos aterra la posibilidad de que un asteroide de gigantes dimensiones impacte contra nuestro planeta. Millares de edificios derruidos, gente envuelta en llamas, sufriendo dolores inimaginables, el caos rodeando las grandes ciudades, tiendas saqueadas… Pero a ver, un momento. ¿Acaso nuestro planeta no está compuesto por un 70% de agua? ¿No serí­a más razonable pensar que, en el caso de que un gran asteroide chocara contra nuestro planeta, lo hiciese, justamente, contra el océano? Ah, agua, pensarás. ¡El mejor sitio donde podrí­a impactar! Déjame decirte que, lamentablemente, no podrí­as estar  más equivocado. Sí­, el resultado de un asteroide chocando contra el océano serí­a terrible. No tiene nada que ver con seres abisales mutando de un modo terrible y asolando las ciudades. Sus resultados serí­an bastante menos vistosos. Os lo aseguro.

Un equipo de cientí­ficos del Laboratorio Nacional de Los ílamos, en el estado de Nuevo México, han decidido crear en 3D el escenario de este desastre: ¿Qué pasarí­a si un asteroide impactase de lleno contra uno de nuestros océanos?. El astrofí­sico Galen Gisler y sus compañeros del LANL se han servido de super-ordenadores para visualizar de un modo real y fehaciente cómo serí­a el impacto de una roca espacial contra una enorme masa de agua. El resultado parece contradecir a todas aquellas pelí­culas de catástrofes que tanto le gustan a Hollywood: una fuente de impacto puntual, como es la que produce un asteroide, en lugar de crear una gigante onda expansiva que se tragase todo el pueblo de Chipiona, irí­a disminuyendo muy rápidamente sin apenas rozar la orilla. El peligro vendrí­a de otro modo, igual de terrible pero no tan rápidamente mortí­fero.

Galen Gisler advirtió que lo realmente terrible de un impacto de asteroide contra el océano serí­a la enorme masa de agua vaporizada que subirí­a a la atmósfera y sus terribles consecuencias para el clima: una roca de unos 250 metros de diámetro elevarí­a hacia la troposfera 250 megatones de vapor de agua (la bomba nuclear más grande que haya existido jamás ocasionó una explosión de 50 megatones y las de Hiroshima y Nagasaki, entre 15 y 20 kilotones) que provocarí­a una lluvia incesante y bastante duradera. Además, el vapor de agua en nuestra atmósfera causarí­a un tremendo efecto invernadero que podrí­a ser fatal para nuestra salud, ya que elevarí­a la temperatura global de nuestro planeta, y el cambio climático en el que estamos inmersos se agravarí­a terriblemente, llevándonos a una situación insostenible.

Afortunadamente, la mayorí­a de asteroides que caen sobre nuestras aguas son tan pequeños que sus efectos no se notan en absoluto. Según palabras del propio Gisler, que un asteroide cayese sobre el océano causarí­a menores daños que si impactase de pleno en nuestras ciudades. Pero ¿Que pasarí­a en el, improbable aunque real, caso de que impactase muy cerca de la costa? Pues que tendrí­amos el pack completo: un tremendo tsunami arruinarí­a nuestras ciudades, lloverí­a durante mucho tiempo y tendrí­amos un bonito efecto invernadero sobre nuestras cabezas. Unido a toda la problemática del cambio climático, nos esperarí­an unos años francamente divertidos.

 

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