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Que la comida modifica nuestro estado de ánimo y nuestra salud no es una noticia nueva. Desde los devoradores de chocolate a los cerveceros amantes del lúpulo, la comida y sus componentes influyen directamente en nuestro organismo.

Por ello, unos cientí­ficos de la prestigiosa Universidad de Oxford han desarrollado una aplicación que monitoriza nuestras expresiones faciales y nos recomienda qué comida serí­a la idónea para levantar nuestro estado de ánimo o rebajar nuestros niveles de ansiedad.

El estudio está cofinanciado por la popular app de comida a domicilio Just Eat. El desarrollo ha sido liderado por el profesor Charles Spence y llega a nuestro smartphones tras un año de trabajo.

La aplicación recoge rasgos básicos de nuestra expresión facial para recoger información y ofrecer soluciones. Gestos como los labios «hacia abajo» o marcadas lí­neas de expresión en la frente son detectados por la cámara. Los creadores presumen incluso de identificar sensaciones y emociones que el usuario puede desconocer de si mismo.

«En ocasiones la gente no encuentra palabras o no quiere revelarse a si misma qué sensaciones está sufriendo en un momento determinado o ta vez ni siquiera sabe qué le pasa. Normalmente, a todos nos pasa en ocasiones que tenemos constancia de que no nos encontramos bien, pero no sabemos por qué» afirma el profesor Spence, a lo que añade que «hay una clara evidencia cientí­fica que demuestra que nuestro estado de ánimo afecta significativamente en nuestras capacidades olfativas y degustativas -pudiendo incrementarlas o afectarlas-. Y al revés, la comida también puede influir en tu estado de ánimo de forma positiva o negativa».

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En el fondo, con esta aplicación sus desarrolladores no pretenden solo ofrecer una herramienta para mejorar teóricamente el estado de ánimo. Sino una aplicación para que los usuarios puedan detectar de forma más sencilla cómo se sienten aní­micamente. Una suerte de psicólogo de bolsillo.

El gran cocinero español Ferrán Adrií , expropietario del mí­tico restaurante El Bulli,  ha participado activamente en el proyecto con el fin de que esta experiencia gustativa no se limite a un impacto de sabores en el paladar, sino ofreciendo una experiencia gastronómica más holí­stica. No solo es una cuestión de comer para sentirnos mejor, es cuestión de sentir la comida para mejor el estado de ánimo de manera no transitoria.

«Romper con los aspectos descriminatorios del gusto», esos por lo que un alimentos o plato nos puede parecer sabroso o desagradable, se convierte en un objetivo fundamental anexo de la aplicación. Porque no es posible una correcta recomendación si nuestro paladar nos dice que no a un determinado alimento.

La aplicación puede detectar el enfado, la tristeza, la rabia, el miedo, la sorpresa o el disgusto y fabricar menús en base a lo que encuentre. En este caso el ejemplo de estrés y el magnesio (chocolate negro) es la más evidente de las recomendaciones.

La forma de concebir la alimentación, uno de los aspectos más despreciados por la sociedad británica, pretende también de servir de herramienta de concienciación para que la gente sea consciente del impacto que la comida tiene en su vida.

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