El gobierno ucraniano pretende reconvertir parte de la zona de exclusión de la antigua central nuclear de Chernobyl en una granja solar. Así lo ha comunicado Ostap Semerak, ministro de ecología del país en una presentación, tras argumentar que ya es hora que veamos la zona catastrófica como un lugar para desarrollos futuros. A pesar de que se trata de una tierra muy peligrosa para que los humanos vivan o trabajen en ella, hasta allí se podrían emplazar generadores eléctricos y cultivos energéticos, lo que ayudaría a verla como más fructífera en lugar de como un lugar desolado.
Este año se han cumplido 30 años del famoso accidente de Chernobyl, que costó la vida a miles de personas cuando explotó el reactor número 4 de la central nuclear, esparciendo hasta quinientas veces más material tóxico que la bomba que cayó en Hiroshima. Para dejar a un lado la imagen que tiene la ciudad de tristeza y desolación, el gobierno ucraniano pretende llevar a cabo un plan para convertir la planta nuclear accidentada en la mayor planta de energía solar del mundo. Este innovador proyecto estaría capacitado para generar casi de un tercio de la electricidad que la antigua central generaba hace 30 años. Concretamente, el plan sería convertir 6.000 hectáreas ubicadas en la zona de exclusión de mil kilómetros cuadrados en una enorme planta de producción de energía solar y renovable.
El gobierno ucraniano asegura que con este proyecto se generarían más de 1.000 MW de energía solar y 400MW de otros tipos de energías renovables, logrando recuperar más de un cuarto de los 4.000 MW que generaba en su día la planta nuclear. Realmente todo son ventajas, sobre todo si tenemos en cuenta que la energía renovable en esta zona es económica y abundante. La intensidad de la luz solar que llega guarda mucha similitud a la del sur de Alemania, uno de los mayores productores de energía solar del mundo.
Por su parte, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD), que ya ha pagado casi los 500 millones de dólares para la construcción del sarcófago con el que proteger los restos del reactor, ha informado que le gustaría invertir dinero en el plan energético. Por su parte, el ministro de ecología de Ucrania ya ha comunicado que se está negociando con dos firmas de inversión americanas y cuatro empresas energéticas de Canadá. Y es que, este banco consideraría participar en el proyecto solo si hay posibilidades de inversión y que todos los riesgos se controlen de forma satisfactoria para la entidad.
De momento no hay más datos al respecto y no se conoce cuándo podría llevarse a cabo este nuevo plan. Lo que es seguro es que, de hacerse material, volvería a poner en boca de todos el nombre de unas de las ciudades que más ha retumbado en los oídos de todos durante treinta años. Chernobyl esta vez sería un sitio menos cruel y con un propósito mucho mejor.