Si te has comprado un móvil recientemente y has notado que últimamente va un poco lento, tal vez el problema no sea del propio terminal y sí del almacenamiento. Antes de blasfemar, nuestro consejo es que vayas a Ajustes y revises en Almacenamiento lo que pueda estar pasando. Si no tienes mucho espacio libre, y todavía no le has puesto una tarjeta microSD a tu móvil, ha llegado el momento de dar el paso.
Raro es, hoy en día, el terminal que no tiene ya una ranura para una tarjeta microSD con lo que parece prácticamente obligado el hacerse con una. De hecho, podrás ver como en todos los artículos de teléfonos móviles hay una coletilla que se repite una y otra vez. Y no es otra que «16 GB de almacenamiento interno, ampliables hasta 128 GB gracias a la tarjeta microSD». Esto funciona igual que con nuestros ordenadores, para que todo corra con fluidez necesitamos un % del disco duro libre. Para que el teléfono siga suave como el primer día, lo mejor es mandar todo lo que podamos (fotos, vídeos, música…) a nuestra tarjeta externa. Pero ahora viene el jaleo. ¿Cuál elijo?
No te desesperes ante las tarjetas
En primer lugar, hay que tener en cuenta nuestro modelo de terminal. Saber qué capacidad aguanta, el tipo de tarjeta y demás. Todo sea por enterarnos bien y no quedarnos sin espacio interno, ya que los vídeos en 4K y las imágenes que tomamos a alta resolución pronto nos dejarán sin sitio.
Hay que tener en cuenta que hay tres tipos de tarjeta principales: SD, SDHC y SDXC. La única diferencia entre ellas es la capacidad máxima que pueden alcanzar. Así es como las SDHC pueden llegar hasta los 32 GB mientras que las SDXC lo harán hasta los 2 TB. Antes de nada, tendremos que comprobar la capacidad máxima que admite nuestro smartphone en cuanto a la microSD.
Por ejemplo, el Samsung Galaxy S7 admite hasta 200 GB, igual que el Sony Xperia Z5. En cambio, el Moto G 2015 solo llega a 32 GB mientras que el LG G5 lo hace hasta los 2 TB.
Una vez sepamos el tamaño máximo de la tarjeta microSD que podremos comprar para nuestro móvil, el siguiente paso es elegir la velocidad. Las tarjetas tienen una característica llamada Clase (también podemos encontrarlo como speed class) que es un número que marcará la velocidad mínima de escritura que nos garantizan. Así es como la class 2 llega a 2 MB/s, y sumando de dos en dos llegamos hasta la Class 10 que llega hasta los 10 MB/s. Así que si queremos sacarle el máximo rendimiento al móvil, lo mejor sería irnos a esta última.
Si no vemos la categorización por clases, podríamos encontrarnos con las tarjetas Clase UHS. Estas tarjetas tienen una velocidad de transferencia de archivos superior a la Clase 10, y se organizan en U1 y U3. La diferencia, es que la U1 ofrece velocidad mínima de 10 MB/s mientras que la otra es de 30 MB/s.
En definitiva, hay tres pasos a seguir para elegir una tarjeta microSD para no volvernos locos:
– En primer lugar, ver qué tarjeta MicroSD admite nuestro teléfono móvil. Sobre todo, en cuanto a capacidad. No vale de nada comprar una de 64 GB si nuestro teléfono solo admite 32 GB.
– En segundo lugar, la velocidad. Hay que distinguir en las que están categorizadas por clase (llegando hasta la clase 10, de 10 MB por segundo) y las de Clase UHS (U1 y U3).
– Valorar la mejor opción. Dependerá de qué vamos a hacer con nuestro móvil, tan solo fotos, almacenar música o si por el contrario vamos a grabar vídeo 4K. En este último caso, recomendamos coger la que tenga mayor velocidad posible.
Tengo una tarjeta 64gb pero cuando descargo archivos o videos de más de 2gb estos quedan como error…que puedo hacer..