Ocho grandes directivos de la cúpula de Toshiba, entre ellos su CEO, han anunciado su dimisión hace unas horas tras conocerse que durante seis años la compañía habría inflado sus resultados de forma sistemática con más de 1.000 millones de dólares de beneficios que no se corresponden con la realidad. En un encuentro con la prensa, el máximo responsable de Toshiba ha pedido «perdón de corazón» a los accionistas y ha defendido su desconocimiento sobre estas prácticas contables que se estaban produciendo dentro de la compañía. Se consuma así uno de los mayores escándalos en los que se ha visto envuelto una compañía nipona en los últimos años.
Las sospechas sobre este caso se iniciaron el pasado mes de abril, cuando se empezaron a vislumbrar algunos balances contables que no parecían concordar con la realidad. Entonces se puso en marcha un estudio independiente para analizar si se estaban produciendo irregularidades en las cuentas de una de las divisiones de la firma. Pero la investigación demostró enseguida que la realidad era mucho más preocupante. Los resultados del informe, que fueron presentados por la compañía japonesa el pasado lunes, han destapado la caja de los truenos. Desde el año 2008, la compañía japonesa habría inflado sus cuentas en 1.200 millones de dólares. En el informe se habla de una cultura dominante dentro de la firma en la que no se podía ir en contra de las órdenes de los superiores y de unos objetivos muy poco realistas que había que cumplir de cualquier modo. Entre los responsables de esta situación se cita (en el propio informe) al ahora ex CEO de la compañía, Hisao Tanaka.
El ejecutivo se presentó ante los medios hace unas horas para anunciar su dimisión, junto a otros siete miembros de la cúpula directiva (la mitad de los miembros de la junta). En su comparecencia, Tanaka pidió «perdón de corazón» a los accionistas aunque negó tener conocimiento de cualquier tipo de irregularidad contable. También negó su participación activa en estas prácticas a través de órdenes a sus subordinados. Los años fiscales en los que se produjo un mayor encubrimiento de cuentas fueron los años 2011 y 2012. Aunque no se cita directamente en el informe, el desastre de Fukushima pudo tener mucho que ver con este aumento en la presión para conseguir resultados.
Toshiba encara ahora a un momento crucial en sus más de 140 años de historia. No sólo se enfrenta a una multa que podría duplicar o incluso casi triplicar la cantidad de dinero inflada (la multa podría llegar a los 3.200 millones de dólares). Sobre todo tendrá que recuperar la confianza perdida de los inversores y clientes, además del terrible golpe que ha sufrido su imagen. Y es que la compañía es una de las firmas con mejor reputación del país. Habrá que esperar a las siguientes semanas para conocer las medidas que toma Toshiba para solventar esta dura crisis. Las acciones de la empresa han bajado más de un 25% desde que en abril comenzaran a surgir las primeras informaciones sobre las irregularidades contables de la firma.