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Robots. Robots de verdad, dotados de cierto grado de inteligencia, que sean capaces de responder a necesidades concretas del ser humano. Ese es el nuevo proyecto en el que está inmerso Google de la mano de Andy Rubin, vicepresidente de ingenierí­a de Google. De Rubin hay que decir que sus manos (y por supuesto su cerebro) también estuvieron detrás de otro «robot». Hablamos de Android, claro que en este caso su alma no es de metal, sino de código. Pocos dí­as después de que Jeff Bezos anunciara que Amazon usará drones para hacer llegar paquetes a sus clientes, Google ha aprovechado para levantar los brazos y agitarlos diciendo: «¡Ey!, que yo empecé antes».

Google no ha anunciado su intención de trabajar con robots, todo lo contrario. Google ha venido a decir que hace tiempo que están trabajando en el desarrollo de robots y que ya tiene una buena cantidad de proyectos avanzados y en marcha. Lo cierto, según cuenta la web Engadget, en los últimos seis meses los movimientos de la compañí­a californiana sobre este estratégico tablero de ajedrez le ha llevado a sumar a su proyecto a siete compañí­as tecnológicas, que operan en diversos ámbitos, pero todas ellas vinculadas a la robótica de alguna manera. ¿Y qué están haciendo? Pues según parece, simplemente fabricar robots. Algunos de ellos no tendrí­an precisamente el aspecto de Wall-e ni de Número cinco. Tampoco serí­an como los de El hombre bicentenario o Inteligencia Artificial, de momento.

Parece que uno de los proyectos en los que Rubin afirma es un inocente limpiaparabrisas, aunque con la particularidad de saber solito cuándo está lloviendo y ponerse a funcionar, sin que tengamos que tomarnos la enorme molestia de accionar el mando. Una idea muy cercana a declaraciones previas de Larry Pages, CEO de Google, cuya misión en el mundo, ha declarado, será la liberación de la raza humana mediante la tecnologí­a de todas esas repetitivas tareas que nos hacen la vida tan amarga. Suponemos que alguien debió atormentarle en su niñez haciéndole escribir mil veces el la pizarra: «No tiraré más de las trenzas a Dorothy«.

googleenergy

Los usos de automatismos robóticos, bien programados y con una finalidad claramente asistencial, pueden ser realmente útiles para personas con algún tipo de discapacidad. Salvo que esa «discapacidad» (no tipificada aún pero ampliamente distribuida) sea la más redomada de las vagancias, en cuyo caso, cualquier asistencia sólo potencia la patologí­a. No deja de ser increí­ble cómo gente tan lista trabaja denodadamente en volver idiotas a los demás. Y es que mientras las investigaciones sobre el uso de los videojuegos no dejan de constatar que (independientemente de lo cuestionable de la temática) potencian las habilidades psicomotrices y cognitivas del individuo, precisamente porque le obligan a estar atento para accionar los controles adecuados a gran velocidad, otros desarrollos (y no precisamente para personas con discapacidades) tratan de anular cualquier tipo de necesidad de respuesta inmediata por parte del individuo con el argumento de: «Te hacemos la vida más fácil». Mientras, el cerebro de los jugadores se entrena para responder rápido y eficazmente porque la máquina no juega por ellos, sino que ellos son los que usan a la máquina para ejercer el control total de sus acciones en respuesta instantánea a sus decisiones de interacción con dicho juego.

No sabemos qué otros proyectos, aparte del mentado e inocente limpiaparabrisas, tiene Google en marcha, pero lo único cierto, hoy como ayer, es que lo que no se usa se atrofia, y con el cerebro también vale.

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