prometheus

Hace un tiempo que los amantes del cine huyen las pelí­culas de efectos especiales. Muchas de estas superproducciones llenas de trabajo de ordenador desencantan a los cinéfilos, y el que los productores parecen olvidarse de que además de efectos, en una buena pelí­cula hay que contar una buena historia.

Prometheus tiene una buena carta de presentación para parecer otra cosa. Supone el retorno a la ciencia ficción de Ridley Scott. El director británico firmó la que muchas consideran la obra cumbre de este género; Blade Runner. Corrí­a en año 1982, y la historia de unos robots con demasiados sentimientos conmocionó la crí­tica. Desde entonces, la pelí­cula se ha convertido en una producción de culto, y Scott decidió dedicarse a otros asuntos.

Pero si Blade Runner es una obra cumbre de la ciencia ficción, la pelí­cula anterior de Scott es un mito del cine de terror. Alien, el octavo pasajero, se estrenó el 1979 y cosechó un gran éxito de crí­tica y taquilla. Más de 30 años después, el director se puso a la tarea de hacerle una precuela, la historia de como Alien llegó a aterrorizar a una generación. Sin embargo, el asunto se le fue de las manos, y ha salido Prometheus, que se escapa del universo de Alien para convertirse en una pelí­cula con entidad propia.

Los efectos especiales han avanzado de una manera espectacular en este tiempo, aunque el dominio que tení­a el director británico hace 30 años era realmente espectacular. Ahora nos queda ver cómo Scott ha asumido los avances en este campo de las últimas tres décadas y los ha incluido en su peculiar estilo.

Y no parece que Scott se haya resistido demasiado a estos avances. La pelí­cula está rodada en tres dimensiones. La idea de ver a la criatura Alien o sus congéneres como si los tuvieras delante parece aterradora, además de realmente difí­cil técnicamente. Y es que los rodajes de cine en 3D exigen una gran cantidad de iluminación en los platós. Las pelí­culas del británico no destacan precisamente por ser demasiado coloristas. De hecho, en Alien y Blade Runner predominan las sombras y la oscuridad.

Prometheus se estrenó el viernes en España, a pesar de que hace dos meses que se pudo ver en los Estados Unidos. Con un presupuesto de 130 millones de dólares, ya ha amortizado de sobra su coste en taquilla, donde lleva recaudados 300 millones. El final queda abierto a interpretaciones y sobre todo a secuelas. Puede que no pase demasiado tiempo hasta que veamos una segunda parte de esta historia.

Y es que parece que el director británico ha echado la vista atrás y quiere ocuparse de sus producciones antiguas. Hace poco también nos enteramos de que pretende dirigir una secuela de su obra más famosa: Blade Runner. La acción tendrá lugar unos años después de la original, y no se centrará en el personaje de Harrison Ford. Quedan por conocer muchos detalles de esta producción, pero los millones de fans de la pelí­cula esperan que esté a la altura de la original.

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