Algunos ya lo llaman «síndrome del teléfono invisible» y supone un gran prejuicio para los afectados, especialmente porque tardan bastante tiempo en darse cuenta. Se produce después de una portabilidad que en principio no ha tenido ningún problema, pero cuando otros usuarios marcan el teléfono este no existe.
El problema viene del gran volumen de cambios de compañía. Una vez que hemos abandonado nuestro operador, algunas compañías no «enteran» a tiempo. De esta manera, cuando nos llaman, la operadora no encuentra el camino adecuado y se pierde. Muchas veces son los propios afectados los que tienen que ponerse en contacto con varias operadoras para que actualicen sus datos. Cuando intentan explicar el problema a la operadora, muchos de los asistentes no consiguen acertar con la naturaleza del problema, y proponen que se trata de otro tipo de fallos. Mientras tanto, el tiempo pasa y se sigue sin recibir las llamadas.
Es un problema especialmente grande cuando hablamos de trabajadores autónomos. Es habitual que estos grandes consumidores de teléfono cambien con asiduidad de compañía telefónica, buscando recortar los gastos de su negocio. En el camino, se quedan muchas llamadas que podrían suponer trabajo para estos profesionales. El problema se ha agravado desde que la ley obliga a llevar a cabo las portabilidades en dos días desde la petición del usuario.
Este cambio ha acelerado los cambios de compañía, pero también los errores. A pesar de que la regulación obliga a que no pase más de este tiempo hasta tener la línea operativa, los usuarios no perciben compensaciones económicas si no se cumple el plazo. Sorprendentemente, las compañías si que se pagan unas a otras indemnizaciones en caso de retraso.
Por esto conviene asegurarnos en seguida de que nuestra portabilidad se ha realizado con éxito. En el caso de que acabemos de cambiar de compañía, tenemos que pedirle a amigos y familiares que nos llamen, para comprobar que no ha habido problemas en este aspecto. Es importante tener en cuenta que este error proviene de las bases de datos de las diferentes compañías de telefonía, con lo que es posible que los clientes de unos operadores puedan llamarnos y otros no.
Si identificamos este problema, hay que ponerse en contacto cuanto antes con nuestra operadora, y pedir que lo resuelvan. A pesar de que nos sepamos víctimas del «síndrome del teléfono invisible«, puede que la operadora se justifique con otras excusas, como falta de cobertura.
Como siempre, cuando se trata de operadoras de telefonía, hay que cargarse de paciencia e insistir. Si la caída de la línea nos causa prejuicios económicos podemos reclamar el importe, pero el proceso será lento y costoso. Este engorro disuade a muchos afectados de denunciar sus casos, con lo que la compañía suele librarse sin problemas. Las asociaciones de consumidores suelen contar con abogados especializados en estos asuntos, que pueden echarnos una mano cuando la línea telefónica se convierte en una pesadilla.