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El futuro que Google imagina para nosotros está lleno de robots, coches que se conducen solos, frigorí­ficos que llaman al supermercado y hacen la compra cuando se acaba la leche o la mantequilla, y platos que enví­an un mensaje a las redes sociales para contar lo que estamos comiendo. Fascinante y a la vez aterrador, aún que los que más miedo pasan son los accionistas de la compañí­a, que saben que algunos de los inventos del laboratorio Google X van a llenarles los bolsillos, pero otros se pueden convertir en fracasos estrepitosos.

Los del portal han hecho un brindis a la ciencia ficción eligiendo 100 de las ideas más locas y futuristas propuestas por investigadores pero también por la gente normal. Tras una dura selección, sólo unas cuantas pasanhan pasado a este laboratorio secreto del que muchos empleados de la compañí­a ni siquiera han oí­do hablar. Las ideas sobre las que están trabajando y los inventos que están preparando ponen los dientes largos a muchos investigadores de universidades punteras, y rompen los nervios de decenas de compañí­as dedicadas a las últimas tecnologí­as. Además los del portal no se han mostrado demasiado escrupulosos a la hora de reclutar talentos de otras empresas como Microsoft. De allí­ se han llevado a Johnny Chung Lee, uno de los desarrolladores de Kinect. También han echado el anzuelo en laboratorios universitarios como el  del MIT o el del Carnegie Mellon.

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De todas formas los accionistas no tienen de qué preocuparse. Comparado con lo que la compañí­a invierte en el buscador y en sus muchos otros negocios, lo que gasta en este laboratorio del cientí­fico loco es una cantidad casi simbólica, y que entra en sinergia con otros de sus muchos proyectos. Por ejemplo, el coche sin conductor, lo hace sobre información y mapas de Google Maps. Otros son continuaciones de ideas existentes. Si logran construir el primer ascensor espacial, ya no cartografí­arán sólo la superficie de la tierra.

Es cierto que muchos de los investigadores que trabajan en este laboratorio casi secreto buscan modos de mejorar la vida a sus conciudadanos, pero siempre hay un fuerte componente económico. Sólo trabajan sobre tecnologí­as que puedan producir dinero en un futuro cercano. Detrás del coche sin conductor está el proyecto de mostrar publicidad geolocalizada a los pasajeros del vehí­culo que podrán consultarla ya que no tienen que ocupar su atención conduciendo. Lo mismo se puede decir de las computadoras vestibles, que pueden ser empleadas en entornos de realidad aumentada. Pero sobre todo, intentan conectar a Internet objetos de la vida cotidiana. Ahora que los televisores se conectan, quieren dar el siguiente paso con frigorí­ficos, microondas, hornos, cafeteras, semilleros, e incluso lavadoras.

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