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Doce euros mensuales por dejar la radio puesta en su peluquerí­a. Esto es lo que le pidió un agente de la SGAE a Esteban Criado González, un peluquero que tiene su establecimiento en el Hospitalet de Llobregat (Barcelona), por escuchar la radio mientras corta el pelo a sus clientes. El caso es que el incisivo agente pasó por todos los establecimientos de su calle, bares incluidos, para solicitar dicha cuota previa firma de un contrato que el hombre calificó de obligatorio.

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Durante su estancia, el agente se dedicó a tomar las medidas de la peluquerí­a y a mostrarle un contrato a Esteban Criado para que lo aceptara sin rechistar. Éste contemplaba el pago de una cuota de doce euros mensuales por escuchar la radio en la peluquerí­a. Eso sí­, con la benevolencia que suele caracterizar a los agentes de la SGAE, el susodicho le indicó que no tení­a que pagar la cuota si lo que escuchaba en la radio eran noticias.

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Al negarse a firmar el contrato, dí­as después Criado recibió una carta certificada de la SGAE en la que se le advertí­a que si no aceptaba el pago de la cuota, tendrí­an que emprender acciones legales contra él. Su mujer le recomendó que pagara el impuesto revolucionario para evitar problemas de mayor envergadura, pero está claro que este modus operandi atenta sobremanera contra la libertad de las personas que honradamente ganan su pan.

Al otro extremo están Teddy Bautista y sus acólitos, personajes fuera del camino de la ética cuya única misión es engrosar a costa de lo que sea la enorme cuenta corriente de su jubilación. ¿Hasta cuando va a durar este cuento de nunca acabar?

Fotos de: pureandapplied, flaviujs y arguez

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