En uno de los momentos cruciales de la historia financiera de la Unión Europea, el ente supranacional reflexiona y se mete en berenjenales sin salida acerca de uno de los temas que más preocupan a la ciudadanía comunitaria: el volumen de los reproductores de MP3. Para el órgano competente de protección al consumidor (ningún departamento sociosanitario ni tecnológico: protección al consumidor) el dispositivo que más y mejor ha crecido en los últimos años en cuanto a aceptación y penetración en el mercado representa un serio peligro para las capacidades auditivas de la población.
Es por ello que eleva una propuesta a los usuarios y, tangencialmente, a los fabricantes que, en ningún momento (por ahora) tiene vocación normativa. Para el comisariado de consumo, las personas que emplean habitualmente estos dispositivos deberían bajar el volumen de sus reproductores sin superar los 80 decibelios y, además, no usarlo más de 40 horas semanales. Además, si el melómano se pasara más allá de los 89 decibelios, la exposición no debería ser mayor de cinco horas semanales. ¿Sabes a cuánta gente se dirige el comisariado con esta advertencia? A unos 100 millones de usuarios.
Es decir, la Unión Europea está gastando fondos y tiempo de los representantes públicos para hacer una advertencia que, además, podría seguir la misma suerte que con el tabaco. No es que la música mate (algún tipo de música tortura, pero hasta el fenecimiento sería mucho decir), pero de prosperar la iniciativa europea, los fabricantes podrían verse obligados a incluir en sus reproductores un sistema de limitación de potencia que garantizara los máximos recomendados por el órgano responsable de consumo. Y además, advertir en la caja del MP3 los peligros de rebarsar los límites seguros de exposición.
Lógicamente, desde la UE sacan los pies del trasto, pero no tanto. Llaman a la tranquilidad avisando de que esta cuestión está en proceso de debate por parte de los productores de estos artículos, los cuales tienen un plazo de dos años para analizar el caso y trasmitir sus conclusiones. De cualquier modo, a juzgar por el ansia de reglamentación y limitación de las autoridades públicas, apostar porque la iniciativa cuaje sería casi tan rentable como hacerlo por Mike Tyson en un combate contra el Chapulín Colorado.
Puestos a recomendar, ¿por qué no mejor advertir «la telebasura embrutece»?
Vía: El País
lo suyo es que fuera opcional,si quieres lo activas(si lo escuchas con auriculares),sino,lo desactivas,(si lo conectas a unos altavoces)pero lo veo bien.
A parte de la gente que evitaría quedarse sorda gracias a esta "iniciativa", me parece una idea excelente únicamente para que algunas personas sean capaces de escuchar su música sin molestar a los que estamos situados alrededor.
Un saludo,
by JonyB
Disculpen, pero este sistema de limitacion de decibelios ya se encuentra hace tiempo en cualquier Ipod y algunos reproductores de otras marcas… no es nada del otro mundo, ningun usuario esta obligado a utilizarlo, pero el sistema esta.