A día de hoy, la descarga de películas en iTunes sigue sin lanzarse en España. Y lo mismo sucede con otras plataformas que sólo funcionan en Estados Unidos, como Netflix. Mientras esperamos, la industria de Hollywood tiene una curiosa estrategia con este tipo de servicios a través de Internet: permitir la descarga de sus películas sólo durante determinado tiempo, como se hace con los derechos de reproducción en televisión.
Y es que, en efecto, algunas películas han desaparecido del catálogo de iTunes y Netflix en Estados Unidos, mientras que otras ya están etiquetadas como que pronto dejarán de estar disponibles. Una estrategia curiosa, como decíamos antes, al mismo tiempo que discriminatoria con estos servicios respecto al trato que se les da al clásico videoclub de toda la vida y otros establecimientos donde se venden y/o alquilan DVDs.
Como afirma el periodista Greg Sandoval, «Warner Bros no retira DVDs de las estanterías de Best Buy [una cadena de tiendas] cuando Comcast [una empresa de televisión por cable] emite Casablanca». De la misma forma, «el videoclub de la esquina no devuelve copias de Gladiator a Universal Studios cuando la película aparece en el canal ABC». Entonces, ¿por qué ahora los grandes estudios ofrecen sus películas a iTunes y Netflix con el mismo sistema de licencias temporales que usan las cadenas de televisión?
Dos respuestas: dinero e intereses enfrentados. Jan Saxton, analista de la consultora Adams Media Research, afirma que la descarga de películas sólo representa el 0,06% de los ingresos de los estudios cinematográficos. En cambio, los derechos que pagan las televisiones para poder emitir las películas mueven mucho más dinero. Especialmente cuando se trata de servicios de televisión por cable y/o pago por visión, donde se negocian auténticas fortunas.
En palabras de Sandoval, «los ingresos provenientes de acuerdos con las televisiones hacen parecer ridículo el dinero que generan Netflix e iTunes». Teniendo en cuenta este enorme peso de las televisiones, puede ser comprensible que los estudios prefieran evitarse quejas por parte de las cadenas. Para ello, imponen las licencias temporales a los videoclubs online, con el objetivo de que cuando una cadena emita una película determinada, ésta no esté disponible de forma simultánea en iTunes o Netflix.
Vale, ¿pero entonces por qué sí se permite a las tiendas físicas vender las películas sin limitaciones temporales? Esta es una pregunta a la que deberían responder los dirigentes de los propios estudios. Porque a pesar de la crisis de los discos ópticos, el DVD sigue vendiendo más que la descarga pagada, y por tanto es un «rival más duro» para las televisiones. El problema aquí estaría en que el trozo de tarta que se llevan los estudios al vender un DVD es superior al que obtienen con una película en descarga.
Saxton concluye afirmando que los estudios «no se pasarán completamente a la distribución digital antes de planear cuidadosamente una estrategia y encontrar algún tipo de beneficio razonable». Según Sandoval, la clave está en que «las ventas digitales rivalicen con las de DVD». Y aquí es donde surge la gran contradicción que los estudios deberían revisar: se quejan de que todavía no hay suficientes aficionados a las descargas pagadas, pero no se preocupan de nutrir los catálogos online de películas que realmente valgan la pena.
Podrían fijarse en un ejemplo de una de sus industrias hermanas, la discográfica: un sello como Atlantic ya gana más dinero con las descargas que con los CDs. Pero claro, hablamos de una empresa que apuesta fuerte por lo digital, en lugar de usar este sistema de distribución sólo para artista de segunda fila. En este sentido, habrá que ver cómo acaba fructificando el acuerdo entre once grandes estudios y Apple para lanzar al mismo tiempo películas en DVD y por iTunes.
Y es que para lograr dicho acuerdo los estudios exigieron obtener los mismos ingresos por cada descarga que los que consiguen normalmente al vender un DVD, mientras que Apple exigió que se lanzasen estrenos realmente interesantes. Si cada parte cumple lo pactado y la idea funciona en términos monetarios, ¿no sería hora de retirar las licencias temporales? Ya veremos.
Vía: CNET News