Barack Obama, ¿qué hará el nuevo presidente de los Estados Unidos por la tecnologí­a? 5
La elección de un nuevo presidente en Estados Unidos es quizás una de las noticias con mayor repercusión internacional. Incluso en paí­ses que están a miles de kilómetros de distancia, como hemos visto estos dí­as en los informativos y medios españoles. Nosotros también queremos hacernos eco del nuevo papel de Barack Obama, pero enfocándolo hacia una pregunta clave: ¿qué consecuencias tiene la victoria del candidato demócrata en el campo de la tecnologí­a?

Una forma para empezar a indagar está en el viejo dicho que popularizó Julio Anguita dentro de nuestras fronteras: «Programa, programa, programa». Y, en efecto, la propia web de Barack Obama recoge todos los apartados de su programa electoral, entre ellos uno dedicado especialmente a la tecnologí­a. Claro que aquí­ sólo encontramos indicaciones muy generalistas, que no entran a fondo en medidas concretas.

Barack Obama, ¿qué hará el nuevo presidente de los Estados Unidos por la tecnologí­a? 5
Ideas muy grandilocuentes como proteger la libertad en Internet, manteniéndose las instituciones en un papel neutral. O desplegar una nueva red de conexiones de banda ancha cada vez más modernas y avanzadas. Pero como decimos, el discurso se queda mucho en la superficie. ¿Se va a impulsar, por ejemplo, la implantación de redes WiMAX? Eso quizás dependa más de la propia industria que del gobierno. ¿Cómo se hace eso de «emplear la ciencia y la tecnologí­a para resolver los problemas más urgentes de la nación«? Pues igual depende más del trabajo de los investigadores que del de los polí­ticos.

Pero sí­, las promesas electorales parecen apuntar en estas direcciones, pues en el programa aparecen algunas frases más especí­ficas, como potenciar la inversión en investigaciones nacidas en las universidades, o hacer un «mejor uso del espectro inalámbrico de la nación» y una «promoción de las facilidades, tecnologí­as y aplicaciones de nueva generación». Además, y siguiendo la lí­nea de lo que también sucede en Europa, hay puntos que nos llaman especialmente la atención: la protección de la propiedad intelectual, tanto dentro como fuera de las fronteras de Estados Unidos.
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Y en este punto es el segundo de a bordo de Obama quien cobra más protagonismo: Joe Biden, el nuevo vicepresidente de Estados Unidos. Sobre todo por su pasado, muy ligado a la RIAA (Recording Industry Association of America), el equivalente a la SGAE en España. Hablamos de una organización de la industria discográfica con un historial bastante amplio en la persecución contra usuarios de redes P2P, a los que hace poco pretendí­a multar sin pasar por juicio, buscando por supuesto la colaboración como «chivatos» de los proveedores de conexión a Internet, como persiguen varios paí­ses europeos.

Los primeros reproductores MP3 de bolsillo tuvieron sus más y sus menos con la RIAA, y el nuevo vicepresidente estadounidense fue uno de los actores más activos en aquel momento. Por ejemplo, en 2002 Biden encabezó un proyecto para convertir en acto delictivo reproducir música no autorizada en estos dispositivos. Meses después, Biden firmó una carta que pedí­a al Ministerio de Justicia actuar con urgencia contra los usuarios de redes P2P.

Pero tampoco hace falta remontarse tanto tiempo atrás. En 2007, Biden también defendió los intereses de la RIAA con la propuesta de la Perform Act, una ley que poní­a restricciones a la reproducción de canciones procedentes de Internet, emisoras de radio y satélite. No a la reproducción desde grandes medios de comunicación, lógicamente, sino al uso que el usuario de a pie podí­a hacer de éstas en materias como la grabación personal.
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Un largo historial de leyes y proyectos que tienen como punto común una defensa a ultranza de los intereses conservadores de la industria. Entre ellos, algunos muy polémicos en relación con el derecho a la intimidad del ciudadano con sus posesiones electrónicas y su actividad en Internet. Sobre todo a partir de los atentados del 11-S y las intenciones del FBI de tener acceso a todo este tipo de información, con el objetivo (o la excusa) de evitar futuros ataques terroristas.

En el campo internacional, la mayor expresión de esta filosofí­a está en el documento ACTA que se paséo por la última cumbre del G-8. ¿Quiere esto decir que la figura de Biden en Estados Unidos puede tener repercusiones en otros paí­ses? No necesariamente, pero nunca viene mal saber de qué pie cojea cada figura importante de la polí­tica, por las consecuencias que pueda acarrear la imitación de modelos entre unos gobiernos y otros.

En cualquier caso, estamos hablando de polí­tica. Un campo en el que, para algunas cuestiones, muchas veces carece de importancia quién esté al mando. De eso los españoles sabemos bastante gracias al canon digital. Un impuesto que lleva décadas nutriendo las arcas de la SGAE por comprar cada vez más productos electrónicos, y sobre el que los gobiernos de los últimos años parece que sólo empiezan a conocerlo cuando están en la oposición, para tener un tema de controversia con quien está en Moncloa, como sucedió con el rechazo por parte del Senado hace unos meses.

Imagen de cabecera: Freaking News

Ví­a: CNET News

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