A pesar de que algunos lo pinten como la solución al petróleo, los biocombustibles también son fuente de problemas ecológicos y sociales. Y es que para la obtención de un combustible aparentemente tan verde, se están agravando todavía más los conflictos sociales de países menos desarrollados y se destruye la fauna y la flora. Un desastre.
Así lo denuncia la organización «Amigos de la Tierra«, que se manifestó recientemente ante el Ministerio de Medio Ambiente para protestar por la explotación de nuestro planeta, ante la creciente demanda de biocombustible. Bajo el lema «Antes comestible que combustible», se quejaron acerca del incremento del cultivo intensivo para crear este tipo de energía, lo que está muy lejos del primer propósito por el que nació el biocombustible.
Se entiende por biocombustibles, cualquier combustible que proceda de la bios del planeta. Como resultado del proceso de fabricación, se obtiene bioetanol y biodiésel, sustancias procedentes de cereales y aceites vegetales. En un principio, se utilizaba como materia prima aquellos restos de las cosechas destinadas a la alimentación u otros fines comerciales. Pero de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado. Ahora se trabajan los campos de forma intensiva, se deforestan zonas verdes, se destruye la fauna e incluso se explota a todos aquellos que trabajan en este tipo de cosechas.
«Amigos del Planeta» ha manifestado su desaprobación ante el estado actual de este negocio, que según ellos tiene muy poco de ecológico. Por de pronto, los árboles talados que se sustituyen por estos cultivos, dejan de limpiar el aire de dióxido de carbono; el transporte de estas materias se hace con combustibles fósiles, con lo que los efectos positivos del biocombustible, quedan tristemente anulados por las circunstancias que rodean su producción.
La organización ecológica, que ha realizado un estudio acerca de esta problemática, aseguró que la única solución es aumentar la eficiencia de vehículos solares o el mayor uso de la energía eólica, que en cualquier caso, son los únicos que pueden etiquetarse como ecológicos de verdad.
Fotos de Amigos de la Tierra y rrelam / Vía: Iberia Universal
