La SGAE gana un juicio contra Julio Alonso por no censurar comentarios de su blog 5

Le han impuesto una multa de 9.000 euros. El motivo que se ha argumentado desde el juzgado de primera instancia número 55 de Madrid es que Julio Alonso ha vulnerado el derecho al honor de la SGAE. Y esto ocurre más de cuatro años después de que Julio Alonso publicase en su blog Merodeando un artí­culo titulado «SGAE = ladrones». Lo más extraño y curioso del caso es que la multa no se la han puesto por algo que Alonso dijo en su artí­culo, sino por los comentarios escritos por sus lectores. Bueno, por eso y porque el autor de Merodeando tomó la decisión de no censurar estos comentarios.

Todo surgió a raí­z de un Google bomb iniciado en 2004. Y lo explicamos: un Google bomb es un método para conseguir que un sitio web aparezca entre los primeros resultados de Google al buscar una determinada palabra clave. Y esto se consigue publicando el mismo texto en muchas páginas web.

En este caso, el hecho de que muchos bloggers y editores de sitios web pusieran la misma frase en sus respectivas páginas, trajo como consecuencia que, al buscar «ladrones» en el buscador Google, el primer resultado que salí­a era la página web de la SGAE. Miles de internautas se sumaron a la causa, para mostrar su desconformidad ante el canon digital y otras actuaciones de la citada organización.
La SGAE gana un juicio contra Julio Alonso por no censurar comentarios de su blog 5

Pero sólo Alonso fue demandado, porque su aportación al Google bomb fue la que consiguió un mejor posicionamiento particular. De esta forma, el artí­culo quedó completamente visible para los responsables de la SGAE. Y, como el texto en sí­ no era difamatorio ni irrespetuoso, decidieron atacar por el flanco de los comentarios de los lectores. Le pidieron a Alonso que los retirase, y como éste se negó, le denunciaron.

Y para ello se basaron en una ley franquista: la Ley de Prensa de 1966, según la cual el propietario de una publicación es responsable de cualquier contenido que se publique en ella. Este argumento caí­a por su propio peso, pues dicha ley sólo se aplica a medios impresos. La defensa argumentó que el texto legal que afecta a Merodeando es la más moderna LSSICE (Ley de Servicios de la Sociedad de Información y Comecio Electrónico), que rige los servicios prestados a terceros por ví­a electrónica, como por ejemplo, la publicación de comentarios. En este caso, la responsabilidad legal de los comentarios es de sus propios autores, nunca del propietario del sitio web.


La SGAE gana un juicio contra Julio Alonso por no censurar comentarios de su blog 5
Y la juez que instruye el caso ha aceptado este argumento de la defensa, pero aún así­, ha dado la razón a la SGAE. ¿El motivo? Que, según la juez, prevalece el derecho al honor, y aunque las opiniones difamatorias no fueron vertidas por Alonso, éste también tiene su parte de responsabilidad por ser «una suerte de colaborador necesario de las manifestaciones vertidas en su blog».

Resulta sorprendente cómo los jueces pueden llegar a darle la vuelta a las leyes, haciendo una interpretación de la LSSICE radicalmente distinta de lo que ésta parece transmitir.

¿Este tipo de razonamientos laberí­nticos que cambian completamente el espí­ritu de la ley se podrán justificar desde instancias mayores? ¿Puede un juez cambiar el espí­ritu de la ley a su antojo?

Lo triste es que este tipo de casos sean instruidos por alguien que demuestra tener un conocimiento nulo del mundo de Internet, y más concretamente de la blogosfera. Y es que, según la juez, los comentarios en un blog se llaman «posit». Y sus autores, «positeros». ¿Cómo nos llamarí­amos entonces quienes escribimos en un blog? ¿Fabricantes de posit?
La SGAE gana un juicio contra Julio Alonso por no censurar comentarios de su blog 5
Lo que sí­ que ha aprendido muy bien la juez es la técnica del «copypaste», como revela el propio Julio al analizar la sentencia. En cualquier caso, ya ha anunciado que recurrirá la sentencia.

Desde tuexperto.com queremos manifestarle nuestro apoyo en esta causa que sentimos justa y deseamos de corazón que en instancias superiores se imparta justicia.

A nuestros lectores, sólo os pedimos que, por favor, tengáis cuidado con lo que «positeáis».

Ví­a: Merodeando / elmundo.es

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