Steve Sasson tiene el honor de haber pasado a la historia como el hombre que fabricó la primera cámara de fotos digital, allá por el año 1975. No era ultradelgada, ni la que hacía las fotos más grandes, y ni siquiera tenía un gran zoom. De hecho, era todo lo contrario a eso: un auténtico trasto casi imposible de manejar y con un montón de inconvenientes. Pero, de la mano de Kodak, fue el primer precedente que sentó las bases de la revolución digital en fotografía.
Para funcionar necesitaba nada menos que 16 baterías de níquel cadmio. Tan limitada era que ni siquiera podía hacer fotografías en color, de modo que todas las instantáneas eran registradas con una triste gama de blancos y negros. La definición de las mismas también dejaba mucho que desear, pues sólo llegaba a las 100 líneas horizontales, diez veces menos que las de una cámara actual de las normalitas. Llevaba un chip CCD bastante precario que necesitaba 23 segundos de exposición para captar una imagen correctamente.
Y si en 1975 no existían, ni por asomo, las tarjetas de memoria compactas de hoy en día, ¿dónde se guardaban las fotos? Pues en uno de los formatos que se utilizaba por aquella época como soporte informático: el casete. Escasamente dinámico, pero es lo que había por aquel entonces. Además, para poder visualizar las fotos tomadas tenías que montar un lío de narices, porque hacía falta un aparato decodificador de lo más engorroso, que a su vez iba conectado a un monitor externo.
Como el que no quiere la cosa, han pasado ya casi 40 años desde que este invento vio la luz. Aunque cabe apuntar que sólo algunos privilegiados conocieron el aparato en su momento, puesto que Kodak lo mantuvo en secreto hasta el año 2001. En el transcurso de esas cuatro décadas la fotografía digital ha avanzado a pasos agigantados. Hasta el punto de que a los fabricantes se les empieza a apagar la bombilla en cuanto a ideas, enfrascándose en una guerra por el megapíxel sin demasiado sentido. ¿Qué les deparará entonces el futuro a las cámaras digitales dentro de otros 40 años?
Vía: Crunch Gear