La compañía norteamericana Intel ha desarollado un nuevo sistema Wi-Fi (comunicación sin cables) de larga distancia. Se llama Rural Connectivity Platform (en inglés «Plataforma de Conectividad Rural«) y, según la compañía, es capaz de comunicar dos antenas Wi-Fi separadas por 100 kilómetros de distancia. Una red que se ha probado con una conexión a Internet de banda ancha de 6,5 Megabits por segundo.
Y es que precisamente uno de los problemas del Wi-Fi es la cobertura. En equipos domésticos el alcance de la antena está entre 50 y 500 metros (dependiendo de los obstáculos y paredes). Las antenas de largo alcance que hasta ahora habíamos visto alcanzaban, en el mejor de los casos, unos pocos kilómetros.
La idea de Intel consiste en colocar antenas en núcleos urbanos que se comuniquen con otras situadas en zonas rurales. Es decir, allí donde el acceso a Internet es más complicado porque a las operadoras no les sale rentable instalar cables ADSL o de fibra óptica, debido al poco número de clientes potenciales. De esta forma, la conexión a Internet de las ciudades sería compartida a través de ondas de radio con pueblos y zonas alejadas. O al menos eso se sugiere desde Intel.
¿Y cómo es posible tanta cobertura? Según explican en Technology Review, simplificando la comunicación entre las dos antenas. En un sistema Wi-Fi convencional, un nodo envía datos a otro y espera que éste le confirme que los ha recibido para seguir transmitiendo. Si pasado un tiempo no recibe confirmación, vuelve a enviar los mismos datos. Pues bien, el sistema Intel RCP se salta este paso: los nodos se dedican exclusivamente a hablar (enviar) y escuchar (recibir), sin esperar confirmación ni enviar los mismos datos varias veces.
Así se aprovecha mejor el ancho de banda y, consecuentemente, se aumenta el alcance de la señal. Según Jeff Galinovsky, uno de los responsables del proyecto, el sistema podría además alimentarse a través de energía solar, ya que requiere un consumo muy bajo.
Intel planea lanzar este sistema al mercado en el tercer trimestre de 2008, con un precio de 500 dólares (al cambio unos 317 euros) por antena, por lo que se reduce muchísimo el gasto de trasladar la señal de Internet a núcleos de población alejados de las grandes ciudades. De momento, la compañía ha llevado a cabo varias pruebas en India, Panamá, Vietnam y Sudáfrica.
Este no es un sistema doméstico como los potenciadores Wi-Fi de sobremesa. Se trata de un proyecto orientado a mejorar el servicio de Internet en países del Tercer Mundo, en la línea de lo que Japón quiere llevar a cabo con su satélite Kizuna. Suena tan bonito que resulta inevitable arrojar una serie de dudas al respecto.
En primer lugar, nos permitimos dudar sobre el alcance y la velocidad de conexión que consigan las antenas a la hora de la verdad. Pero bueno, aunque sean diez kilómetros de cobertura con una velocidad de 1 Mbps, algo es algo. Lo que ya deja mucha más incertidumbre es quién pagaría no ya las antenas, sino la conexión (no nace precísamente de los árboles). ¿La pagará Intel? ¿Lo harán los gobiernos que quieran comprar el sistema? ¿Se ofrecerán las propias operadoras como buenos samaritanos?
Vía: tendencias21
sinceramente no encuentro las horas en que salga a la venta para poder comprarlo, me cae como anillo al dedo, que excelente !!!
como dices que te cae el dedo en el jundillo