Aunque prototipos como el Cell Craft G440 o el Terrafugia Transition parezcan cosa del futuro, ya en el año 1985 se podían encontrar algunas tentativas de coches voladores. O mejor dicho, casi voladores, como este Jetstream que os presentamos hoy. Sólo por su diseño se puede adivinar que el vehículo tiene unos cuantos años. Si hasta podría haber sido un digno participante en las carreras de Los Autos Locos.
Se trata de un automóvil biplaza en toda regla, pero impulsado parcialmente por el aire. Es por eso que lleva una hélice de 137 centímetros de diámetro y seis aspas en la parte trasera. De todos modos, el Jetstream seguía utilizando gasolina común como combustible, así que intrínsecamente tampoco era tan revolucionario como aparentaba por fuera. Posiblemente fuese uno de los motivos por los que nunca pasó de la fase experimental.
Otra de las razones bien podría ser que, pese a estar equipado con silenciadores, aseguran que el ruido que produce es tremendamente ensordecedor. Su dueño compara el sonido con el de un hovercraft, lo cual no debe ser nada agradable en absoluto. También asegura que no resulta ni más ni menos peligroso que un avión, algo que no sabemos cómo interpretar exactamente. Finalmente, nos recomienda encarecidamente no meter la mano en la hélice cuando está en funcionamiento. Sabio consejo, sin duda.
Por cierto que la carrocería está fabricada con fibra de vidrio y compuesto de uretano, que lo hacen tan ligero como para que pueda ser levantado por dos personas (ya que por sí sólo es incapaz de levantar el vuelo). No está mal por los 10.000 dólares (6.830 euros) que solicita el vendedor en la puja inicial de eBay para el que quiera hacerse con sus servicios.
Vía: Bornrich
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