Leer un periódico contamina menos si lo hacemos en tinta electrónica. O al menos así concluye un estudio del Instituto de Tecnología de Estocolmo (Suecia), que compara el impacto sobre el medio ambiente al leer un periódico de tres formas distintas: en un lector de libros electrónicos, en la pantalla de un ordenador a través de Internet y en la clásica versión impresa en papel.
Según los investigadores suecos, 30 minutos de lectura en papel electrónico tienen el mismo impacto ambiental que 10 minutos en la pantalla de un ordenador. No es una gran noticia, ya que los e-readers, al estar destinados exclusivamente a lectura de textos, consumen menos electricidad que un ordenador, que sirve para muchas otras tareas. Lo sorprendente es que la pantalla del ordenador y el periódico impreso tienen un impacto muy similar.
Según el estudio, cada uno de estos dos medios gasta lo suyo en dos recursos distintos (energía eléctrica y papel), pero en comparación la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono es prácticamente la misma. En cuanto a los lectores de e-books, su mayor consumo de recursos y efecto contaminante se producen durante la fabricación del dispositivo.
En esta comparativa se han tenido en cuenta factores como el tiempo de lectura, el periodo de vida de los aparatos y su uso para otras tareas. Sin embargo, el estudio peca de incompleto al tener en cuenta el número de lectores por ejemplar en los casos del papel electrónico y el impreso, pero no así con el ordenador (que puede usarlo toda una familia, por poner un ejemplo).
A pesar de todo, queda patente que el consumo eléctrico y las emisiones tóxicas de un e-reader en funcionamiento son prácticamente nulas.
Tampoco se han tenido en cuenta otro tipo de recursos: los económicos. Y es que hacerse con un iLiad de iRex, la firma que ha facilitado todos los datos de fabricación y consumo, sale por más de 600 euros. Esto no es algo que influya en el impacto sobre el medio ambiente, pero sí influye en nuestros bolsillos y supone una barrera de mercado para este tipo de productos. En otros casos la barrera es geográfica (como el Sony Reader, que sólo se vende en Estados Unidos).
En definitiva, está claro que el papel electrónico tiene puntos muy fuertes. No sólo nos permite leer sin dañar nuestra vista gracias a las propiedades de la tinta electrónica, sino que además los dispositivos ejercen un impacto reducido sobre la naturaleza. Sin embargo, como ya dijimos al hablar del Kindle de Amazon, todavía no ha aparecido un modelo que ofrezca buen precio sin ponernos mil limitaciones. ¿Cambiarán las tornas algún día?
Estudio completo en inglés (pdf)
Vía: gizmag