Las fotos de paisajes son una parte fundamental en el book un fotógrafo. Después de todo, nadie que tenga una cámara puede resistirse a tomar una instantánea a un campo lleno de flores o a una montaña plagada de nieve.
En realidad, la fotografía de paisaje es más difícil de lo que parece. La razón por la que nos gustan este tipo de imágenes es porque las tres dimensiones del objeto a fotografiar suelen tener un gran tamaño. Por ejemplo, una montaña nos puede impresionar por su altura, así como un cañón nos llama la atención por su profundidad. Las fotos son un campo bidimensional, así que debemos hacer todo lo posible para que el objeto a fotografiar se vea todo lo tridimensional que podamos. A continuación, te damos una serie de trucos para tus fotos de paisajes sean perfectas:
1. Encuentra las líneas
Incluso los paisajes naturales tienen líneas. Por ejemplo, en un ambiente de montaña, puedes seguir la recta que marca el agua a través de un barranco rocoso, o, si estás en la playa, la que existe entre la arena y el agua. Es una forma de guiar al ojo humano hacia dónde tiene que mirar. Si, por el contrario, te encuentras en un ambiente más artificial, no te preocupes. Puedes seguir las líneas de la carretera, vallas o puentes. Por otra parte, las rayas verticales aportarán profundidad y dimensión a tu foto. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando fotografiamos una cascada.
2. La hora mágica
Quizás hayas oído hablar de la famosa «hora mágica» en el mundo de la fotografía. Durante el día, las fotos reflejan muy pocas sombras y, una escena sin ellas, se ve en dos dimensiones. La luz también es un problema en estos casos, ya que pueden llegar a crear muchos contrastes. Por el contrario, las mejores instantáneas son las que se toman al amanecer y al atardecer, ya que son menos propensas a tener este problema. La luz durante estas horas es más suave, pero más cálida. Asimismo, las sombras, al ser más largas, crean una dimensión extra y pueden reflejar formas interesantes.