El aspecto exterior del modelo LE40B750 de Samsung no puede ser más elegante. Se trata de un televisor lcd acabado en ese nuevo negro etéreo y con degradados que acaban en transparente, que está poniendo de moda la coreana. Tiene un pie de cristal que es el no va más del refinamiento, y un acabado sumamente logrado. Las imágenes acompañan al diseño. De hecho, son tan buenas que una vez encendido el televisor te olvidas de que la imagen tiene un soporte físico. Los colores están reproducidos con acierto, y las imágenes en movimiento se comportan con agilidad y sin estelas. Los negros son buenos aunque no alcancen la oscuridad de un agujero negro, o al menos la de una pantalla led. Hay ciertas diferencias de precio que justifican la compra de un aparato como éste para todos aquellos que no necesitan estar a la última de lo último.
Y no se trata de que esta pantalla no incluya adelantos. Incorpora lo mejor de la casa con la excepción del backpanel led periférico. Así, tiene cuatro entradas de vídeo HDMI, y 2 puertos USB compatibles con fotos música y vídeo, la posibilidad de conectar con redes domésticas de forma inalámbrica, y conexión con ciertas páginas de Internet. Todo ello, empaquetado y en el salón de casa por menos de 1600 euros, porque basta que el fabricante ofrece un precio para que los comerciantes del ramo se lancen a rebajarlo considerablemente. Ah!, y tiene una salida para auriculares. El sonido de los altavoces, que sonde esos que apuntan al suelo, no tiene graves suficientes como para sentirls en las tripas. Para ver películas es mejor utilizar un sistema muticanal.
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