Aunque parezca imposible, el Project Goldfish pronto podría hacerse realidad. Se trata del último plan ingeniado por la empresa suiza BKW, empeñada en conseguir que un submarino funcione con energía solar. Sin duda, se trataría de uno de los combustibles más eficientes y ecológicos, para mantener el océano a salvo de materias indeseables. Parece uno de esos míticos inventos del TBO. Ya que se basa en una isla flotante y móvil que recogería los rayos del sol para convertirlos en energía para el submarino.
La isla, que por cierto es de dimensiones dantescas, recibirá los rayos solares a través de una compleja instalación de placas fotovoltaicas. En total contará con cinco satélites laterales para captar la luz, en un total de 300 metros cuadrados de células fotovoltaicas, con una potencia de 30 kilowatios. La plataforma flotante, actuará como centro de recarga energética, al que podrá acudir el submarino cada vez que haya consumido el total de su energía.
Para el vehículo en cuestión, se utilizará un submarino comercial y se adaptará a la razón de ser del proyecto. Tendrá una capacidad de 20 o 30 personas y se estima que su uso sea exclusivamente científico. Lo cierto es que, según sus creadores, se trata de uno de los proyectos más limpios por lo que a submarinos se refiere. Aunque nosotros ya conocemos el reto del Suntory Mermaid II, una embarcación ecológica como ella sola.
La plataforma tendrá unas dimensiones descomunales, pudiendo albergar (además) hasta 60 personas en su interior. Eso sí, el submarino podrá sumergirse hasta 200 metros de profundidad en tan sólo diez minutos, quemando hasta 100 kilowatios por hora. De momento, ya está previsto que en 2011 el submarino se cobre la primera víctima. Será el lago Thun, un hermoso paisaje de los Alpes Suizos.
Foto de: MnGyver / Vía: Wired
Siempre esta bien que mezclen la tecnología que las energías renovables