Especial Los Inventos de Nuestros Antepasados (1ª parte, 2ª parte, 3ª parte y 4ª parte)
Seguimos con nuestro repaso por los mejores inventos de la exposición Weird and Wonderfull, propiedad de Maurice Collins, un coleccionista aficionado a los gadgets chapados a la antigua. Todos estos chismes se encuentran en la Biblioteca Británica de la Propiedad Intelectual, al alcance de todo aquél que quiera curiosear y quedarse con la boca abierta.
La pistola en el monedero
Cualquiera diría que la amable e inocente señorita que lleva este monedero, tiene una pistola en su poder. Pues hay quien sabe guardar las apariencias. Y es que en este discreto complemento, tiene cabida una pistola, camuflada en un departamento secreto. En un lado guardamos la chatarrilla y los billetes. Y en el otro un buen seguro de vida. Aun así, el que la llevaba encima debía de ser un auténtico profesional, ya que la pistola sólo puede almacenar una bala. Ver para creer.
Alargador de dedos de pianista
Aquí hay inventos para todos los gremios. Ahora les toca el turno a los músicos, y más en concreto a los pianistas. Aquellos a los que la naturaleza no había dotado con unos dedos a la altura, tenían la posibilidad de alargarlos con un invento que apareció en Estados Unidos en 1910. Como todos los chismes que prometen alargamientos, éste no parece ser demasiado fiable. De hecho, hay quien dice que el compositor alemán Robert Schumman se habría destrozado las manos con una versión primeriza del aparato.
Gafas luminosas
¿Te gusta leer antes de acostarte? ¿No quieres molestar a tu pareja? Tenemos la solución. Viaja en el tiempo hasta los años 20 y hazte con una de estas gafas luminosas. Otro artilugio con doble uso. Gafa por un lado. Y lámpara por otro. El principal inconveniente que tienen es que funcionan con dos baterías unidas por un cable de corriente, con lo que olvídate de lucirlas por la calle en un día de lluvia.
Sellador de sobres
Lo de cerrar los sobres con saliva ya estaba pasado de moda incluso a principios del siglo pasado. Si todavía utilizas este rupestre método, quizás te vaya bien conocer lo modernos que ya eran entonces. Esta máquina que parece tan complicada, sólo tiene una función: sellar sobres. Lo introducimos, hacemos girar la manivela y el artilugio lo sella perfectamente. Listo para enviar a su destinatario.
Fotos de Maurice Collins / Vía: Daily Mail