Samsung Galaxy Z Fold3 5G
Mi experiencia con el Samsung Galaxy Z Fold3 5G tras más de una semana de uso 1

Una vez más tengo la oportunidad de probar la nueva edición del móvil plegable de Samsung. Llega el turno de conocer el Samsung Galaxy Z Fold3 5G y cómo se comporta en el uso diario como móvil de cabecera. Porque sí, una de las máximas de esta nueva versión es que puedes usarlo como un móvil al uso. Es más robusto y resistente gracias a las mejoras de protección de su pantalla flexible y de su acabado resistente al agua. Pero ¿qué ha cambiado en este móvil respecto al Galaxy Z Fold2? ¿Es, por fin, un móvil de mercado o es aún aspiracional? ¿Han llegado los móviles plegables para quedarse? Te respondo a lo largo de esta review con mi experiencia de uso durante todos estos días.

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Samsung Galaxy Z Fold3 5G
Pantalla interior7,6 pulgadas, Dynamic AMOLED 2X, Infinity Flex Display con resolución 2.208 x 1768 píxeles, 374 ppp y soporte para S Pen
Pantalla exterior6,2 pulgadas Dynamic AMOLED 2X con resolución de 2.268 x 832 píxeles y 387 ppp
Cámaras– Principal: 12 megapíxeles Dual Pixel y apertura f/1.8 con OIS y AF
– Secundario: 12mp ultra gran angular con apertura f/2.2
– Tercero: 12mp con teleobjetivo 2X Zoom y OIS y apertura f/2.4
Cámaras secundarias– Cámara de cubierta: 10mp con apertura f/2.2
– Cámara bajo pantalla: 4mp y apertura de f/1.8
 Memoria interna256 / 512 GB de tipo UFS 3.1
Procesador y memoria RAMQualcomm Snapdragon 888 5G
12 GB de RAM
Batería4.400 mAh batería doble
Sistema operativoAndroid
Conexiones5G
WiFi 6
Bluetooth 5.2
USB C 3.1
NFC
GPS
SIMDual nano SIM o una eSIM
DiseñoPlateado, negreo o verde oscuro
Dimensiones– Plegado: 67,1 x 158,2 x 16,0/14,4 mm
– Desplegado: 128,1 x 158,2 x 6,4 mm
– Peso: 271 gramos
Funciones destacadasResistencia IPX8, funciones de flujo entre pantallas, barras de herramientas y acciones, soporte para nuevos S Pen, sensor de huella en botón lateral, app de cámara renovada
Fecha de lanzamientoDisponible
Precio– Modelo de 256GB de capacidad: 1.810 euros
– Modelo de 512GB de capacidad: 1.910 euros

Lo primero que debes saber es que Samsung está echando los restos con su familia Galaxy Z. Y, ante la falta de lanzamientos de su otros móviles estrella, los Galaxy Note, parece que este será el camino a seguir para un futuro más flexible o plegable. En este Galaxy Z Fold3 nos encontramos un móvil estrecho pero mucho más profundo que un terminal al uso ya que está plegado sobre sí mismo en formato libro. Así, puedes usarlo plegado o cerrado, gracias a su pantalla exterior, pero disfrutar de contenidos a gran tamaño cuando lo despliegas. Pasamos así de una pantalla plana de 6,7 pulgadas a una pantalla flexible pero con tecnología AMOLED de 7,6 pulgadas de tamaño. Con todos los avances que se le piden a un móvil de gama alta. Toda una sensación y una curiosa experiencia en las manos, aunque algo más complicada de llevar en el bolsillo. Pero de lo más llamativo para disfrutar de un panel grande que puedes disfrutar en cualquier parte. Eso sí, ve ahorrando porque el Samsung Galaxy Z Fold3 5G aterriza con un precio de 1.800 euros. Y eso que Samsung lo ha rebajado en esta edición.

Más compacto y más resistente

La gran novedad de este Samsung Galaxy Z Fold3 5G llega de la mano de la certificación IPX8. Que para los no tan expertos supone ofrecer resistencia a las salpicaduras e incluso la inmersión en agua. Eso sí, con limitaciones: no más de medio metro ni de una hora. Pero lo suficiente para saber que si el móvil se moja cuando lo usas bajo la lluvia, o cuando le caen gotas al cogerlo en la ducha (si eres de los que cambia de canción bajo el agua esto te ha pasado), permanecerá a salvo. Aquí tienen mi punto positivo.

Si además eras de los que pensaba que los móviles plegables o con pantallas flexibles tendían a la autodestrucción, Samsung también ha mejorado esto. La aleación del aluminio de su carcasa es más resistente que la versión anterior. Y la pantalla cuenta con una nueva protección que asegura un 80% más de durabilidad. Desde luego yo he plegado y desplegado el móvil a placer durante todos estos días. Tanto para probarlo como para demostrar a las personas de mi entorno que de verdad es un panel flexible (parece que la publicidad de Samsung de los últimos meses ha causado furor y la gente de a pie por fin sabe que existe esta “nueva” tecnología). Además de doblarlo en todas las posiciones intermedias con las que aprovechar el modo Flex y otras virtudes de software y el hardware de este diseño.

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Aunque lo más llamativo, y también lo más pedido tras su última versión, es que hiciera todo esto en un tamaño y un peso más comedidos. Pues dicho y hecho. Samsung ha recortado milímetros y gramos al diseño anterior. Todo es igual pero ahora más compacto y un pelín más ligero. Y aquí va la primera crítica: sigue siendo un móvil extremadamente pesado y profundo (ancho). Sus 16,0~14,4mm de grosor plegado no deja de ser igual que llevar dos móviles juntos en el bolsillo, aunque con proporciones diferentes. Y los 271 gramos se hacen incómodos a la larga en la mano. No es algo a lo que uno no se pueda acostumbrar. Pero en una semana de uso, y cambiando de un móvil “normal” a este Samsung Galaxy Z Fold3 5G es algo que se nota. Y mucho.

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El punto positivo, junto a la resistencia de materiales, se lo lleva su recubrimiento. Samsung se acerca a la excelencia en esto de llevar el móvil libre de huellas dactilares. Al menos en la carcasa trasera. Así que he conseguido que las veces que he quitado la funda el Fold3 5G aguante bastante bien el ritmo de mis dedos grasientos. No tanto lo de evitar que la pantalla interior acabe con algo de polvo de nuestros bolsillos ya que la apertura de la bisagra se mantiene en esta edición. El tight gap no ayuda.

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Por cierto, aunque Samsung ha trabajado en fundas útiles para este diseño, incluso para incluir el nuevo S Pen Fold Edition en el conjunto, el resultado es poco práctico y cómodo. Si el móvil ya resulta ancho y pesado, con una funda y un lápiz óptico acoplados la cosa no mejora.

Pantallas más ágiles pero con formatos difíciles

Samsung ha atendido a las críticas de la edición anterior y ha querido aprovechar aún más el frontal de este móvil en formato plegado. Encontramos así un panel de 6,7 pulgadas con un formato muy alargado. Y es que es una pantalla estrecha y larga para cubrir el máximo de la superficie frontal de este terminal. La resolución y calidad son altas. Incluso aunque su densidad de píxeles esté por debajo de la cifra de los 400. Pero todo se ve francamente bien.

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Aquí el tirón de orejas se lo lleva la experiencia a la hora de teclear o escribir. Este formato estrecho hace que el espacio del teclado sea mínimo y, aunque no he cometido muchos errores durante mis días de uso, sí se hace algo incómodo para teclear rápidamente. Lo he notado, sobre todo, en situaciones donde no he podido poner todos mis sentidos en lo que estaba escribiendo. En esos momentos los pulgares se juntan, no puedo ver si he pulsado la tecla que quería o simplemente me ha hecho sentir inseguro en la redacción.

También resulta algo extraño ver las apps estiradas en un formato poco habitual. Casi todo se adecua a este formato, sí. Pero todo es más estrecho y puede quedar algo más amontonado de lo habitual. De nuevo, es cuestión de acostumbrarse, ya que la pantalla tiene muy buena reacción táctil. Además ahora también llega a los 120Hz de velocidad. Por lo que todo se ve ágil y fluido. Salvo elementos como el juego Pokémon Unite, donde la imagen se estira y deforma y hace casi imposible la jugabilidad.

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Pero la estrella del equipo es la pantalla flexible Dynamic AMOLED 2X de 7,6 pulgadas del interior del terminal. Es generosa, es brillante y llega sobresaturada como todos los paneles de Samsung. Así que, de primeras, cualquier imagen puede parecerte más bonita, coloreada o intensa de lo que en realidad es. Algo que no es un problema a menos que seas muy tiquismiquis con los colores y el realismo. Pero ojo, que puedes modificar la intensidad y el balance de blancos en los ajustes.

Aquí lo novedoso es el soporte o compatibilidad con el nuevo S Pen Fold Edition que ha lanzado Samsung. Un S Pen o lápiz óptico algo recortado (no cuenta con conexión bluetooth y es más pequeño que el habitual) que trae todas las posibilidades de la familia Galaxy Note a los Galaxy Z Fold3. Dibujar, escribir, tomar notas sincronizadas con grabaciones en audio, crear GIFs o transcribir cualquier cuestión es posible. Mis sensaciones son las mismas que sobre la pantalla no flexible de un Note. No hay errores ni sensaciones extrañas. Dibujar sobre la pantalla flexible de este Samsung es igual que hacerlo sobre una tableta normal.

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Por lo demás, la pantalla solo sorprende por no contar con una cámara perforada, sino bajo el panel. En su zona, apreciable a simple vista en la mayoría de los casos, hay unos cuantos píxeles que ayudan a disimularla. El resultado es efectivo cuando ves vídeos con muchos elementos en esa zona. Aunque, como digo, podrás ver la cámara sin tener que buscarla demasiado. No es la mejor aplicación práctica de esta tecnología, pero resulta de lo más curiosa. Y cumple en la mayoría de casos y situaciones.

El resto de características no aportan novedad respecto a lo visto en el Fold2. De hecho se mantienen algunos de los puntos negativos. A saber: la doblez está presente y se nota con solo pasar el dedo por la zona (no implica ningún problema táctil ni de visionado). Y el brillo del plástico o acabado hace que la pantalla tenga muchos reflejos. Así, aunque no se note demasiado, habrá ángulos en los que la doblez se marque a la vista con un reflejo blanco que le hace sobresalir más de lo debido. O que te impida ver correctamente el contenido. Incluso a pesar de ser un panel con un buen nivel de brillo.

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Un día a día más natural

Todos estos avances técnicos en realidad han hecho poco por la experiencia en el día a día con un móvil plegable como el Samsung Galaxy Z Fold3 5G. Lo realmente importante tiene que ver con el software y cómo adaptar eso de llevar dos pantallas encima. Y aquí Samsung ha avanzado mucho y bien. Pero, de momento, no todo lo que debería. Me explico.

La experiencia fluida entre las dos pantallas ya estaba en el primer Galaxy Z Fold. Pasar de ver un mapa en la pantalla exterior a la plegable de forma fluida, con mayor tamaño y todo lujo de detalles no es “nuevo”. Pero sí lo es forzar a las aplicaciones que no están adaptadas a este panel flexible a ajustarse. Y esto puede marcar la diferencia, aunque no esté del todo aprovechado.

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Apps como Instagram no muestran un formato tableta en el panel de 7,6 pulgadas, dejando franjas a los lados desaprovechadas. Sin embargo, hay otras aplicaciones que sí. Y si no lo hacen, siempre puedes pasarte por el menú Labs donde Samsung permite “forzar” a aquellas apps no adaptadas a ajustarse a pantalla completa. Puede que te encuentres con errores con algunos juegos o apps, pero en mi caso, con apps habituales, no ha habido ningún problema. Y esto ha hecho que el día a día sea más natural y cómodo. Salvo el ejemplo circunstancial de Pokémon Unite, que se deforma en la pantalla exterior y se corta en la interior. Algo que, supongo, solucionarán en algún momento.

Sí, es un poco ladrillo en el bolsillo. Pero me he acostumbrado a llevarlo. Y, sobre todo, no he sentido pereza al desplegarlo. Incluso lo he hecho por pura comodidad para escribir ampliamente gracias a su teclado partido. O para aprovechar la multiventana, que permite hasta cuatro apps funcionando a la vez (yo solo he usado tres para no volverme loco). Eso sí, desplegar este móvil en lugares públicos, te advierto, atrae multitud de miradas.

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Parece que todo está más pulido y trabajado en el ámbito del software para aprovechar todo el hardware que porta. Aún hay que mimar detalles como franjas negras en la pantalla plegable de apps que no se adaptan a este formato tan cuadrangular de tableta, pero hay grandes avances.

Por cierto, el modo Flex es otro punto que debería mejorar. Está avanzado con herramientas y apps de la propia Samsung, pero usar el móvil semiplegado con otras apps no hace que le saquemos el máximo partido. Algunas apps como las de oficina de Microsoft ofrecen abrir dos documentos, uno en cada parte del móvil, e incluso interactuar con el contenido entre ellos. Pero fuera de ciertas aplicaciones todos estos avances y mejoras quedan en desuso. Y es una pena. Incluso forzando esta función desde Labs nos encontramos con media pantalla aprovechada y la media con herramientas que parecen de relleno sin tener mucho sentido: desplegar notificaciones, controlar brilla, subir o bajar volumen y hacer una captura. Pero ¿para qué? ¿Por qué no usar este espacio como ratón táctil o como portapapeles más visual? Cosas que aún hay que mejorar.

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Muchas cámaras pero no todas son buenas

Y entramos en terreno pantanoso: el apartado fotográfico. ¿Puede un móvil de 1.800 euros tener peros en este apartado? Pues sí. Samsung sigue apostando todo a la cámara principal del equipo, con sus 12 megapíxeles, y deja un poco en desventaja al resto de objetivos. Y es una pena, aunque también es lógico ya que no es un móvil para fotógrafos, precisamente.

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Así, he descubierto que el objetivo principal resuelve bastante bien todo tipo de situaciones. Incluso de noche o contraluces. Mantiene el problema de procesamiento de imágenes ya habitual de Samsung, que hace que los contornos y los detalles, al ampliar una foto, luzcan con aspecto acuarelado. Pero siempre que haya algo de luz este objetivo cumple con creces.

No pasa lo mismo con el gran angular o el teleobjetivo. En estos casos la presencia de ruido y falta de definición es más apreciable en cuanto empieza a flojear la luz. Lo bueno es que todo está unificado, y saltar entre objetivos no produce fotos con diferentes balances de blancos. Evidentemente cuestiones como el rango dinámico y tono de colores se ve afectado por el hardware si vas al detalle. Pero dentro de lo esperable y sin descubrir que, por ejemplo, pases de un verde claro a un verde oscuro por saltar entre la cámara principal y el gran angular. Ahora bien, si falta luz y quieres una foto detallada, usa siempre el objetivo principal.

También resulta algo decepcionantes las cámaras para selfies. Hay dos, una exterior y una interior bajo la pantalla. Pues bien, la exterior cumple sin destacar. Vuelve a sufrir los problemas de procesamiento de imagen. Así que si quieres un selfie con la textura del pelo o de la ropa marcados, más vale que uses la trasera (en modo selfie) o tengas muy buena luz. En cambio, la interior, la que está bajo la pantalla, pierde en definición frente al resto de objetivos. Queda relegada a ser la cámara para videollamadas, donde la calidad visual no prima sobre la experiencia de ver la imagen en la pantalla de 7,6 pulgadas mientras hablas con amigos o compañeros de trabajo. Tiene sentido, pero no te hagas selfies con el móvil desplegado y esta cámara.

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Lo interesante en este punto es que Samsung ha trabajado en el software para permitir que la app de cámara del móvil juegue con todos los objetivos y las dos pantallas. De esta manera hay botones que activan la pantalla exterior para que, cuando haces un retrato, el sujeto pueda revisar la pose. O para que puedas tomarte un selfie con la cámara principal viéndote en el panel exterior. Y ahí sí que sí. Consigues todos los detalles, el mejor color y la forma más natural para sacarte un selfie. Aunque sea el método más laborioso e incómodo si lo haces con el móvil en las manos. También puedes usar el cuerpo del móvil como un trípode con el modo Flex. Así puedes colocar el encuadre y disparar a distancia saludando con la cámara para activar el disparador. Esto funciona realmente bien. Sobre todo para selfies en grupo.

Aunque lo más vistoso es, en el modo vídeo, cómo el encuadre automático usa el objetivo ultra gran angular y la Inteligencia Artificial para seguirte aunque te muevas por la escena. Incluso si lo haces con varias personas. Así sabrás que siempre estás encuadrado aunque te hayas movido.

También hay herramientas como ver en la misma pantalla la galería reciente para no tener que ir a la app de galería. Y opciones como el zoom de audio para mejorar tus producciones audiovisuales. Por cierto, la grabación de vídeo en 4K es más que correcta, aunque tendrás que reducir la calidad a FullHD si usas el ultra estabilizador.

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Gran potencia y sin dejarse el 5G por el camino

Dentro del Samsung Galaxy Z Fold3 5G llega el Snapdragon 888. Es el rey de los procesadores móviles este 2021. Eficiente gracias a estar construido en 5 nanómetros, potente, y con un módulo para conectarse a las redes 5G. No se le puede pedir más potencia a este procesador ni a este móvil. Mi experiencia ha sido fluida y equilibrada. Sin parones, sin cierres inesperados de apps y sin latencias de ningún tipo. Incluso aunque todo funcione con la capa de personalización One UI de Samsung, que no destaca precisamente por ligereza.

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Este móvil puede mover estas dos pantallas, las diferentes cámaras, el GPS y el resto de componentes sin problemas. Bueno, quizá calentándose un poco más de lo que me gustaría.

Si tu duda era si el rendimiento con tanto hardware podía ser un problema, ya estoy yo aquí para decirte que no. Aquí no existe ningún pero.

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Samsung se queda atrás en la carga rápida

Hay un problema en el aspecto de la autonomía de este móvil: es algo justa. Si aprovechamos la tasa de refresco de 120Hz de ambas pantallas incluso se queda corta. Lo bueno es que el Samsung Galaxy Z Fold3 5G aprende de nuestro uso y va ajustando las cosas para saber qué apps y recursos necesitamos, y cómo aprovechar la batería para dárnoslo. Sin embargo, si eres hard user o usuario intenso, no esperes acabar la jornada con batería.

En mi experiencia, como móvil de cabecera, he conseguido exprimirlo a lo largo de casi todo el día sin problemas. Alrededor de las 22 horas de la noche es cuando tengo que estar ojo avizor. Y es que después del aviso del 5% de batería lo más probable es que este móvil muera sin avisar. Suficiente para hacer fotos, usar eventualmente la pantalla grande, utilizar apps habitualmente como WhatsApp, Instagram o incluso herramientas de geolocalización y alguna partida… Pero recuerda, tienes que darle tiempo a este móvil para que la batería se adecue a tu uso y al revés.

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Y aquí se abre el debate. ¿Se necesitan más de los 4.300 mAh que hay dentro de su reajustado diseño? ¿Prefieres sacrificar tamaño por autonomía? ¿Solucionarían estas dudas una carga rápida más ágil? En mi opinión una carga a la altura de lo más avanzado del mercado, entre los 50 y los 70 watios, sería ideal. El problema es que el dato real del Samsung Galaxy Z Fold3 5G es de 25 watios, lo que supone cerca de dos horas de carga para conseguir el 100% de la autonomía. Puede suplir al usuario medio, pero no al usuario intenso que trabaje con la multitarea de este móvil a lo largo del día. En este punto Samsung sigue quedándose atrás, y reducir la batería de los 4.500 a los 4.300 mAh por recortar algo de peso y unos milímetros de contorno quizá no sea la mejor decisión.

Por cierto, Samsung mantiene su gesta de ahorrarle sufrimiento al medio ambiente y no incluir adaptador de corriente en su equipo. Aunque en este caso el precio sea de 1.800 euros. Así que no solo no tendrás una carga rápida realmente actualizada, sino que deberás contar con algún adaptador compatible.

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Conclusiones tras más de una semana de uso

Tal y como sucede con el Samsung Galaxy Z Flip3 5G, Samsung ha alcanzado una nueva cota en el mercado de los móviles plegables. Ningún fabricante cuenta con tantos modelos ya comerciales disponibles en el mercado. Y ninguno ha avanzado tanto en la experiencia de uso y calidad de construcción. Es, sin duda, el mejor Fold hasta la fecha. Aunque hay que añadirle varios asteriscos.

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Es el Galaxy Z Fold más resistente, aunque se mantiene robusto y pesado. Es el más capaz, con mejor multiventana y software más adaptado, pero aún queda recorrido para que la mayoría de apps aprovechen dos pantallas. Es potente y capaz y lo mueve absolutamente todo, aunque puede que se caliente un poco en tus manos. Y su batería aguanta toda la jornada con un uso moderado, pero sigue por detrás en datos como la carga rápida.

Además, hay que tener en cuenta que no es un móvil para todos los usuarios. No solo por su precio más allá de lo Premium, sino por su enfoque, diseño y posibilidades. ¿Necesitas una tableta siempre encima? ¿Quieres un móvil que te sirva para trabajar cómodamente? ¿Te vendría bien tener recursos como el modo Flex o un panel más grande siempre disponibles? Son las verdaderas preguntas que te debes hacer antes de comprarte este Samsung Galaxy Z Fold3 5G. No es un móvil normal, aunque ya lo puedas utilizar en el día a día con las mismas precauciones. Es un nuevo formato con muchas posibilidades.

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Plegado

Lo bueno es que Samsung sigue acercándolo al mercado con un precio más considerado y ajustado. Lo ha rebajado por debajo de los 2.000 euros de versiones anteriores hasta los 1.800 euros. ¿Asequible? No lo es. ¿Más interesante para quienes quieran llevar lo último en tecnología de pantalla flexible y un móvil que se transforma en tableta? En este caso sí. No cabe duda de que este Samsung Galaxy Z Fold3 5G es el mejor móvil-tableta plegable del mercado, aunque todavía hay margen de mejora. ¿Salvará el presumible y próximo Samsung Galaxy Z Fold4 todos mis peros? De momento toca esperar y disfrutar de lo bueno que ya hay en el mercado.

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