Todos aquellos que trabajan con un ordenador de sobremesa conocen los problemas derivados de una interrupción en el suministro eléctrico. Sin importar si estás en la oficina o en casa, que tu PC se apague sin avisar tiene consecuencias graves. Por ejemplo, es posible que pierdas tu trabajo si no lo has guardado correctamente. Además, los cierres inesperados podrían provocar errores en el sistema operativo y en los propios componentes del equipo. La solución para evitar el apagado repentino cuando se va la luz es un SAI.
En este artículo te contaremos qué es exactamente un SAI y para qué sirve. Además, te explicamos algunos aspectos importantes que debes considerar en el caso de que te plantees la compra de este componente.
¿Qué es un SAI y para qué sirve?
SAI es el acrónimo de Sistema de Alimentación Ininterrumpida. Si has estado buscando información por Internet sobre los SAI es probable que también hayas visto las siglas UPS. Estas corresponden al nombre en inglés Uninterruptible Power Supply. En cualquier caso, ambas denominaciones hacen referencia a lo mismo: un dispositivo capaz de mantener el suministro eléctrico cuando se sufren cortes o caídas en el servicio.
Un SAI sirve para mantener encendido uno o varios aparatos eléctricos durante un tiempo determinado mientras el suministro de la red eléctrica se restablece. Esto es posible gracias a una batería interna que se mantiene siempre cargada. En preciso instante en el que la red eléctrica falla, el SAI alimenta los dispositivos conectados gracias a la energía que ha almacenado.
Los SAI suelen utilizarse con ordenadores de escritorio. Con ellos, el usuario puede guardar los cambios y seguir trabajando incluso cuando no dispone de electricidad. No obstante, también son útiles para mantener vivo al rúter y, así, continuar empleando la conexión a Internet. Incluso son válidos para dar vida al televisor, a la consola o para cargar la batería del móvil. Aunque por lo general se utilizan en el ámbito de la informática, su uso final dependerá de las circunstancias de cada usuario.
Comprar un SAI: qué debo tener en cuenta
Queda claro que contar con un SAI tiene muchas ventajas, sobre todo cuando te enfrentes a cortes en el suministro eléctrico. Pero, ¿qué detalles debes tener en cuenta a la hora de hacerte con un sistema de alimentación ininterrumpida? Sigue leyendo porque te lo contamos.
Tiempo de funcionamiento
Un factor que decantará la balanza hacia un modelo u otro es la autonomía. La elección final en este apartado dependerá de tus necesidades. Es posible que solo quieras un SAI para evitar pérdidas en tu trabajo. En ese caso, bastará con que el sistema proporcione energía durante unos minutos, el tiempo suficiente para guardar los cambios y apagar el ordenador. Por el contrario, quizá desees mantener tu equipo encendido una hora o más o alimentar varios dispositivos simultáneamente. Si ese es tu caso, te aconsejamos que busques los SAI con la mayor autonomía posible. Así mantendrás tu equipo encendido durante el máximo tiempo posible.
Salidas disponibles
La cantidad de tomas disponibles en un SAI determinará el total de dispositivos que puedes conectarle. Lo más habitual es que los SAI vengan con dos, tres o cuatro tomas. Con esa cantidad de enchufes te aseguras de mantener activa la torre y la pantalla. Pero si tu intención es proporcionar energía a más dispositivos, entonces deberás hacerte con un modelo más generoso en este sentido.
Cuánta potencia necesito
Para evaluar la potencia que necesitas en un SAI, primero deberás determinar cuántos equipos vas a enchufarle. Es importante que concretes bien en este punto porque será la única manera de determinar con exactitud cuántos vatios debe ofrecer tu SAI. Una vez tengas la lista de equipos que necesitarás mantener conectados a la corriente, averigua cuál es total de vatios que suman entre todos ellos. Ese será el mínimo que deberá ofrecer tu SAI, aunque lo recomendable es que la potencia del mismo se sitúe por encima. Así podrás cubrir algún dispositivo adicional con el que hayas no contado.
Lamentablemente, no sirve solamente con sumar los vatios totales para determinar qué potencia debe tener tu SAI. La mayoría de los fabricantes utilizan otra unidad distinta llamada voltiamperio (VA). La relación que se establece entre los vatios y los voltiamperios tiene en cuenta el factor de potencia. Si no te quieres complicar con fórmulas matemáticas, te aconsejamos utilizar una calculadora específica como la que hemos enlazado más abajo. Necesitarás introducir los VA y el factor de potencia, dos datos proporcionados por el fabricante.
Una vez obtenido el resultado en vatios (W), podrás comprobar si el SAI es capaz de suplir las necesidades de todos los aparatos eléctricos que vas a enchufarle. Si en la ficha técnica del SAI no aparece el factor de potencia, es probable que el fabricante ya esté indicando la potencia máxima de suministro en vatios.
Qué tipo de SAI necesito
No puedes tomar una decisión final sin antes conocer qué tipos de SAI existen. Cada uno tiene unas características y funciones específicas que pueden serte de utilidad en tu caso.
- SAI offline. Estos son los modelos más básicos y, por lo tanto, los más económicos. Se encargan de brindar protección frente a cortes del suministro eléctrico. Sin embargo, no evitan los cambios de tensión. Entran en acción cuando la red falla.
- SAI inline o interactivo. Es el tipo de SAI más utilizado, tanto en el hogar como en las oficinas. Como es lógico, almacena la energía necesaria para alimentar diversos equipos en caso de un corte en el suministro. No obstante, también incluye un filtro que elimina tanto las subidas como las bajadas de tensión. Con este tipo de SAI podrás evitar daños en tu ordenador, además de mantenerlo encendido cuando se va la luz.
- SAI online, la tipología más completa de todas las que hemos mencionado. Se mantiene activo en todo momento. Después de un proceso de transformación, es el encargado de suministrar la electricidad a los aparatos conectados. Por eso, ofrece el mayor grado de protección posible, manteniendo el suministro de electricidad completamente estable.
