Hoy volvemos con Tuexperto Motor para analizar la tecnología que incluye el nuevo Mazda CX-30, un SUV de tamaño mediano que llega dispuesto a competir con las grandes marcas alemanas. Este nuevo modelo de Mazda cuenta con mucha tecnología en su interior, tanto para entretenimiento como para cuidar de nuestra seguridad. Además he tenido ocasión de probar modelo que incluye el nuevo motor Skyactiv-X de Mazda, un motor gasolina que incluye algunos de los beneficios de los motores diésel.
El Mazda CX-30 es básicamente un Mazda 3 algo más alto y con la parte trasera modificada para que cuatro ocupantes adultos puedan viajar más cómodamente. Con unas dimensiones de 4.395 mm de largo, 1.795 mm de ancho, 1.540 mm de alto y una distancia entre ejes de 2.655 mm, se sitúa entre el Mazda CX-3 y el Mazda CX-5. Según Mazda, está dirigido a conductores que busquen unas dimensiones relativamente compactas para conducir por la ciudad, pero sin perder el espacio y funcionalidad de un SUV más grande. Tras probarlo durante una semana aquí os cuento cómo es el coche y, especialmente, qué sistemas tecnológicos incluye. Además no os perdáis el vídeo que hemos subido en el canal de YouTube de Tuexperto.
Diseño exterior elegante y atrevido
El nuevo Mazda CX-30 sigue el diseño Kodo de Mazda. Tenemos un frontal muy afilado, con unos faros delanteros estrechos pero agresivos y una parrilla frontal de gran tamaño. La parte lateral mezcla formas cóncavas y convexas siguiendo el diseño general al que nos tiene acostumbrados Mazda en sus últimos modelos.
Como decía, el Mazda CX-30 es prácticamente un Mazda 3 algo más alto. Para conseguir esta altura extra lo que ha hecho el fabricante es incluir una parte de plástico negro tanto en los pasos de rueda como en el resto de la carrocería. A mi es lo único que no me acaba de convencer a nivel estético, pero reconozco que para la batalla diaria es una opción interesante. No olvidemos que, por su tamaño, Mazda asegura que el CX-30 es un SUV urbano.
La unidad probada cuenta con faros Smart Full LED Adaptativos. Se trata de un sistema de iluminación inteligente capaz de adaptarse a las condiciones de la carretera de forma automática. Así pues, el coche detecta el tráfico y activa y desactiva automáticamente las luces largas. Lo cierto es que este sistema de iluminación ofrece una visión realmente impresionante de la carretera.
En la parte trasera tenemos unas ventanillas de buen tamaño con cristales oscurecidos y una caída mucho menos agresiva que la del Mazda 3. En la zona del maletero encontramos unos faros con tecnología LED que, sinceramente, me parecen realmente bonitos. El maletero tiene 430 litros de capacidad, que se pueden ampliar a 1.400 si tumbamos los asientos. Además, en los acabados más altos tenemos portón eléctrico con regulación de la altura, muy útil si tenemos un garaje más bajo de lo habitual.
Por lo demás, a nivel exterior, con los acabados superiores tenemos llantas de 18 pulgadas, spoiler de techo, retrovisores exteriores calefactados, ajustables eléctricamente y plegables.
Un interior centrado en el conductor
El diseño del habitáculo del Mazda CX-30 se basa en la filosofía de diseño de Mazda centrada en el ser humano y en el uso del Ma, o espacio vacío, un clásico de la arquitectura tradicional japonesa. Aplicado al coche, este concepto consiste en combinar un puesto de conducción acogedor y recogido con un espacio más despejado alrededor del asiento del acompañante.
De ahí que Mazda haya colocado todos los mandos e incluso la pantalla central más cerca del conductor. De hecho, la pantalla está ligeramente inclinada para que mire directamente al conductor. Esto, junto con unos acabados muy premium, hacen que, en mi opinión, Mazda haya conseguido esa sensación de comodidad al conducir el coche.
La versión probada cuenta con acceso y arranque sin llave, un sistema que, además, es capaz de cerrar el coche con solo alejarse del mismo. Un vez dentro del coche llaman la atención los asientos tapizados en cuero blanco. También están disponibles en otros colores de cuero y en tela. Además, si incluimos el pack Safety tendremos asiento del conductor con ajuste eléctrico de 4 funciones y apoyo lumbar, memoria de la posición de conducción y asientos delanteros calefactados.
Nada más arrancar el coche veremos el Head Up Display, de serie en todos los acabados del Mazda CX-30. Este sistema proyecta una imagen sobre el parabrisas que incluye la información esencial de la conducción y la navegación.
En cuanto al cuadro de instrumentos, tenemos una parte central digital y dos grandes esferas analógicas con las revoluciones, temperatura del aceite y el nivel de combustible. La información de la pantalla digital la podemos cambiar desde un botón en el volante, aunque solo tenemos tres opciones. Un volante totalmente redondo y que cuenta con múltiples botones para el control de los sistemas de conducción y el sistema multimedia.
Ya en la parte central del salpicadero tenemos la pantalla principal. Se trata de un panel de 8.8 pulgadas que, curiosamente, no es táctil. Mazda ha optado por incluir un sistema de control en forma de rueda en la consola central, muy similar al que incluyen los modelos de BMW desde hace años. Según Mazda, el sistema táctil supone una distracción excesiva para el conductor. Y, sinceramente, no les falta razón.
Por otro lado, Mazda ha cambiado su sistema respecto al que vimos en el Mazda 6. Se han eliminado los iconos para dejar paso a un menú más sencillo con desplazamiento vertical. Además, el fabricante asegura que se ha incrementado la capacidad de proceso y se ha optimizado el software para reducir a la mitad el tiempo de arranque de la pantalla y el sistema de comunicación. Y lo cierto es que se nota muchísimo la diferencia respecto al sistema probado hace más de un año.
Ahora el menú se mueve mucho más rápido y el sistema está disponible a los pocos segundos de encender el coche. La calidad de imagen de la pantalla es realmente buena y el sistema propio de Mazda es muy sencillo de manejar a través del mando HMI.
Algo menos sencillo e intuitivo es manejar Android Auto con el mando HMI. Es algo lioso moverse por el sistema de Google utilizando el pequeño mando central, ya que a algunas partes del sistema se accede con la rueda y a otros tienes que hacerlo moviendo la rueda como si fuera una cruceta. Imagino que es cuestión de acostumbrarse. Por cierto, el sistema Mazda Connect también es compatible con Apple CarPlay además de Android Auto, ambos a través de USB.
Bajo la pantalla central tenemos el sistema de climatización. Siguiendo la línea de diseño es un sistema sencillo pero efectivo. Todos los mandos necesarios están al alcance de la mano del conductor.
Si seguimos hacia abajo nos encontramos con un puerto USB, un pequeño hueco para dejar objetos y una tapa que esconde dos huecos para colocar bebidas. De aquí ya pasamos a la consola central, donde tenemos el cambio (manual en este modelo pero también disponible en automático) y el freno de mano eléctrico.
Toda esta parte luce un acabado brillante que, aunque sea bonito, a mi personalmente no me acaba de gustar. Más que nada porque lo veo bastante sucio y difícil de mantener limpio, ya que se quedan marcadas las huellas y cualquier roce puede estropearlo.
Detrás del cambio de marchas tenemos el comentado mando HMI. Es una rueda de gran tamaño que también podemos desplazar como si fuera una cruceta a izquierda y derecha. A su alrededor tenemos cuatro grandes botones: navegador, música, atrás y menú.
A la derecha del mando HMI también tenemos un pequeño mando que nos permitirá controlar el volumen y la reproducción de la música. Además, hay un pequeño botón de favoritos.
Por último, tenemos una guantera central de gran tamaño que puede esconder en su interior una base de carga inalámbrica para el móvil (opcional con un precio de 205 euros). Además, aquí también tenemos un puerto USB que podremos utilizar para conectar el móvil y utilizar el sistema Android Auto sin tener que dejar el móvil a la vista.
No quiero finalizar el repaso al interior del coche sin hablaros de dos sistemas que han llamado mi atención. Por un lado, en la parte superior, justo encima del retrovisor interior, tenemos un pequeño botón etiquetado como SOS con el que podremos llamar a emergencias de forma rápida si tenemos algún tipo de accidente. Me ha parecido una gran idea. Y, por otro lado, merece una mención especial el sistema de sonido Bose que incluye la unidad probada, ya que ofrece un sonido realmente bueno.
El Mazda CX-30 cuida de nuestra seguridad
Toda la tecnología multimedia y los sistemas pensados para nuestra comodidad están genial, pero los fabricantes también están aplicando la tecnología más puntera para que los nuevos coches sean mucho más seguros y nos ayuden a evitar accidentes.
En el terreno de la seguridad activa, el Mazda CX-30 cuenta con lo que Mazda ha llamado i-Activsense. Se trata de un conjunto de tecnologías que ayudan a los conductores a evitar peligros potenciales. Entre las novedades con las que cuenta este modelo tenemos por ejemplo el Detector de tráfico delantero (FCTA). Este sistema se vale de unos radares que detectan a otros vehículos que se acercan frontalmente por los ángulos muertos de las diagonales delanteras. Con ello se previenen accidentes comunes, como por ejemplo cuando un coche entra en un cruce con escasa visibilidad. O cuando salimos de una plaza de aparcamiento y tenemos otro coche de gran tamaño tapando la visión.
Otra de las novedades es el detector de fatiga con cámara. Como hemos visto antes, al lado de la pantalla tenemos una pequeña cámara y un led infrarrojo que observa constantemente si tenemos los ojos abiertos, el número de veces que parpadeamos e incluso el ángulo de la boca y de la cara. También lleva un seguimiento de la línea de visión del conductor y del movimiento ocular, pudiendo así detectar pérdidas de atención. Si el sistema considera que existe una situación peligrosa activa un sonido de advertencia de freno para alertar al conductor.
Y para completar el trío de novedades en seguridad activa que incluye el CX-30 tenemos el Asistente de tráfico y crucero (CTS). Cuando se activa, este sistema adapta automáticamente la velocidad del vehículo para mantener una distancia adecuada con el vehículo precedente. También presta asistencia al par de giro del volante, para que resulte más fácil mantener el coche dentro de su carril en las curvas.
El sistema funciona a velocidades entre 0 y 60 km/h para versiones con transmisión automática y entre 30 y 60 km/h en aquellas con transmisión manual. Así que es especialmente útil en los atascos, donde el CTS proporciona una experiencia de conducción más segura, cómoda y tranquila.
A los nuevos sistemas debemos sumarle muchos de los que ya empiezan a ser habituales en la gran mayoría de coches, aunque algunos sean opcionales. Tenemos el sistema de reconocimiento de señales, el sistema de cambio de carril involuntario, el control de crucero adaptativo por radar o el sistema de asistencia a la frenada con reconocimiento de peatones.
Nuevo motor Skyactiv-X de Mazda
Me ha parecido acertado dejar un pequeño hueco en el artículo para hablaros del nuevo motor que ha presentado Mazda y que incluye la unidad del CX-30 que he estado probando.
Se llama Skyactiv-X y es un motor gasolina de 2 litros con 180 cv de potencia. Pero la gran novedad de este motor es que utiliza un método de combustión exclusivo de Mazda denominado “encendido por compresión controlado por chispa (SPCCI)». Básicamente lo que hace es fusionar las ventajas del encendido por chispa del motor de gasolina (elasticidad a altas revoluciones y emisiones más bajas) con las del encendido por compresión del diésel (mejor respuesta inicial y menores consumos).
La clave de su funcionamiento es el empleo de una mezcla muy pobre de aire y combustible con una combustión muy eficiente en términos de consumo y emisiones. De hecho, la mezcla que utiliza es de 2 a 3 veces más pobre que la de los motores convencionales de gasolina actuales. Contiene tan poco combustible que no es posible la ignición con un motor normal de bujías.
¿Cuáles son las ventajas que ofrece este nuevo motor? Pues, por un lado, la tecnología SPCCI mejora los consumos en prácticamente todo el rango de funcionamiento del motor, con la excepción de los arranques en frío, las fases iniciales de calentamiento y las cargas muy altas. En esas condiciones, el motor pasa inmediatamente al modo normal, y quema una mezcla “estequiométrica” de gasolina y aire al 14,7:1. Se consigue así un consumo promedio de combustible de 5,9-7,0 l/100 km, lo cual no está nada mal para un motor de 180 cv. Os puedo decir que durante la semana de prueba el consumo ha rondado siempre los 7 l/100 km, con más autovía que ciudad.
Por otro lado, las versiones de gasolina del Mazda CX-30 incluyen de serie el sistema inteligente Mazda M Hybrid. Este sistema híbrido utiliza un generador reversible integrado (ISG), accionado por una correa y una batería de ion litio de 24 V. Aporta así un ahorro adicional a través del reciclaje de la energía recuperada durante la deceleración, que se emplea para alimentar el ISG, funcionando como un motor eléctrico que asiste al motor principal.
El ISG convierte la energía cinética recuperada en electricidad y la almacena en la batería de ion litio. Este sistema utiliza un convertidor DC/DC para transformar la tensión hasta el nivel necesario y suministrarla a los componentes eléctricos del coche.
La combinación del SPCCI y del ISG hace que el Mazda CX-30 cuente con etiqueta ECO, algo vital hoy en día para moverse por las grandes ciudades.
Gama y precios
En definitiva, el Mazda CX-30 me ha parecido un coche con una gran relación prestaciones-calidad-precio. Parte desde los 27.575 euros de la versión Origin con motor Skyactiv-G de 122 cv y puede llegar hasta los 40.675 euros de la versión Zenith White Safety con motor Skyactiv-X, transmisión automática y tracción total.
El modelo que me ha prestado Mazda para la prueba cuenta con el acabado Zenith y el paquete Safety White. Su precio total es de 36.730 euros, incluidos los 3.000 euros del pack Safety White, los 205 euros de la base de carga inalámbrica y los 650 euros de la pintura Machine Gray.