La llegada de nuevas tecnologías siempre genera dudas entre los consumidores. Todavía más cuando de un mismo de dispositivo podemos encontrar precios tan dispares, como ocurre con los televisores. Quizás los que estamos acostumbrados a trabajar y leer sobre este tipo de equipos sepamos diferenciar los que ofrecen una alta calidad de los que no, pero el resto de usuarios muchas veces no es capaz. Por suerte, existen asociaciones que, mediante certificaciones, ayudan a los usuarios a identificar los equipos que cumplen los requisitos que se esperan de ellos. Lo hemos vivido con los televisores 4K y ahora vuelve a ocurrir con los televisores 8K.
Los primeros televisores 4K que llegaron al mercado no cumplían algunas de las características que hoy entendemos como básicas. Por ejemplo, tenían unos conectores HDMI antiguos y no cubrían las exigencias mínimas para reproducir el contenido 4K como se debe. Ocurrió exactamente lo mismo con el contenido HDR. Y ahora vuelve a pasar con los televisores 8K. Aunque todavía son muy escasos, si queremos optar por esta tecnología debemos tener muy en cuenta qué requisitos debe cumplir un televisor para ofrecer un 8K real.
Certificaciones que nos ayudarán a detectar un 8K real
Entonces, como usuarios, ¿cómo podemos asegurarnos de estar comprando un televisor 8K real? Existen algunas asociaciones que se dedican a definir las características que debería ofrecer un televisor para ofrecer lo que realmente promete. En el caso de la resolución 8K, una de las primeras en hacerlo ha sido la CTA (Consumer Technology Association en sus siglas en inglés).
Según esta asociación, un televisor 8K real debe cumplir estas características:
- Contar con al menos 33 millones de píxeles activos y una resolución de 7.680 x 4.320 píxeles dentro una ventana visible con formato 16:9.
- Equipar al menos una entrada HDMI compatible con resolución 8K, profundidad de bits de 10 bits, velocidades de cuadro de 24, 30 y 60 cuadros por segundo (25 y 50 en PAL), transferencia HDR y colorimetría según lo especificado por ITU-R BT.2100 y HDCP v2.2. Es decir, tener al menos una entrada HDMI 2.1.
- Tener capacidad para escalar vídeo SD, HD y 4K y mostrarlo con una resolución de pantalla de 8K UHD.
- Y también capacidad para recibir imágenes 8K de 10 bits y representar una imagen que sea capaz de responder a los cambios en cualquiera de los 10 bits.
Teniendo todo esto en cuenta, os podemos decir que algunos de los televisores 8K que tenemos actualmente en el mercado no son 8K real.
Vale la pena destacar un apartado muy particular de esta certificación. En ella se indica que los televisores 8K deben tener un CM (Contras de Modulación) mínimo del 50% para una resolución vertical 7.680 píxeles en una celda 1×1 vertical. Es decir, los televisores que utilizan técnicas de representación de subpíxeles para mejorar los ángulos de visión no cumplen con este estándar.
Basándonos en este dato, los televisores 8K actuales que cumplen este requisito son el LG OLED 8K (modelo Z9) y el LG NanoCell 8K (modelo SM9900). En cuanto al modelo OLED, cuenta con un CM de 91.8%, mientras que el modelo NanoCell alcanza un CM del 88%. Es decir, ambos superan con creces el CM fijado por el estándar internacional.
Estos televisores también cumplen los otros dos requisitos: su procesador Alpha 9 Gen.2 Pro es suficientemente potente como para poder procesar la información requerida por los contenidos 8K y también para escalar las imágenes de menor resolución. Gracias a este procesador, los televisores de LG son capaces de emitir vídeos 8K a 50 fps y 10 bits.
Por último, los modelos 8K de LG cuentan con conectividad HDMI 2.1, lo que les permite emitir contenido 8K sin problemas. Además, son compatibles con ALLM, VRR, y eARC, funciones que serán imprescindibles cuando lleguen las nuevas consolas y equipos de audio.
