Aunque los muñecos hiperrealistas forman parte de un mundo inquietante y desconocido, cada vez son más las personas que se animan a conocerlos e incluso a adquirir uno. Los bebés reborn gozan de una gran popularidad, sobre todo en el sector femenino, pero ¿en qué consisten los bebés reborn? ¿Cuáles son las características que tienen? y ¿Qué implicaciones emocionales suponen? Son algunas de las preguntas que la mayoría de las personas se hacen y a continuación desvelaremos.
Historia de los bebés reborn
La idea de estos bebés hiperrealistas fue desarrollada en Alemania, en la segunda guerra mundial. Fue, bajo ese contexto cuando las madres decidieron dar un aspecto más nuevo a las muñecas de sus hijas, con el fin de tolerar la situación que estaban viviendo. No fue hasta 1990, cuando se extendió el uso de los bebés reborn a Estados Unidos, donde finalmente se crearía una gran industria entorno a estos curiosos bebés.
Qué son los bebés reborn
Según indica el Organismo internacional de artistas de muñecas Reborn, no se trata de muñecos, sino de obras de arte artesanales, confeccionadas por verdaderos artistas. Sin embargo, en España ahora mismo hay sentimientos de todo tipo, desde quienes les parecen algo macabro, hasta los que le encuentran su aspecto positivo y beneficioso.
La idea fundamental que ha generado la industria, es la de que estos bebés tengan un aspecto lo más realista posible a un bebé de carne y hueso. Para conseguirlo se emplea el método de Reborning, el cual implica una serie de pasos a seguir. Con el fin de que tengan un aspecto lo más realista posible, y un peso que se asemeje al real, se necesitan una gran cantidad de recursos para el proceso de elaboración. Esto es algo que hace que este tipo de producto sea único, y que además tenga un precio que no todo el mundo puede permitirse, que suele ir desde los 600 euros hasta los 1500 euros, dependiendo del artista y si se trata de una edición limitada.
Hay que tener en cuenta que los bebés reborn están diseñados para sorprender y conseguir el mayor realismo posible. Para ello, se le injerta cabello con una técnica llamada microrooting añadiendo pelo a pelo. Se le ponen ojos de cristal con pestañas y lágrimas falsas, con un cuerpo de tela con silicona, y las extremidades rellenas para que pesen igual a un bebé real. De esta manera, se le puede vestir y poner un pañal.
Todos los detalles cuentan, desde las uñas, hasta el color de piel, venitas, enrojecimiento e imperfecciones. En el proceso desde que se realiza el vinilo hasta llegar al resultado final, puede pasar hasta un mes.
Al rededor del 2015 fue cuando comenzaron a conocerse estos bebés en España. Fue gracias a un reportaje de televisión realizado por Cuatro, en el programa Conexión Samantha. Supuso un gran impacto, ya que en el reportaje se mostraba a un sector de adultos que tenían una especial predilección por los bebés roborn. Aparecían cuidándolos, mimándolos y actuando con ellos como si de un bebé real se tratase. Las mujeres que acaban haciendo esto con los bebés reborn, argumentan que les dan compañía y paz, y que además les inspiran ternura como un bebé de vedad. Esto ha encendido la alarma social sobre sus implicaciones, y hasta que punto es saludable este comportamiento y que carencias afectivas esconde.
Implicaciones emocionales
Los defensores de estos bebés hiperrealistas consideran que pueden tener muchos beneficios, como por ejemplo en las personas mayores con Alzheimer. Los familiares han comprobado en estos casos, que los reborn tienen una implicación psicológica, puesto que sirven para que recuperen el interés por vestirse y arreglarse, al tener que hacerlo con el muñeco.
Se considera que hay dos tipos de mercado, uno que va destinado a las niñas a las que les encanta tener un bebé de este tipo para jugar con él. Y otro, es el de las personas adultas, sobre todo mujeres a las que les encanta llevarlo como si fuese un bebé real. En este sentido se está perdiendo cada vez más la vergüenza, debido a que cada vez son más las personas que lo usan. Evidentemente, no se trata de personas que hayan perdido la cordura creyendo que están vivos y pueden sustituir a un hijo. Simplemente les hace sentir bien.
Para darle un mayor realismo, en la actualidad también se venden con certificados de adopción y nacimiento. Además, al hacer el pedido, es posible pedir a los fabricantes que lo personalicen con detalles y características concretas, algo que por supuesto incrementará el precio llegando a más de mil euros.