Yamaha MusicCast 20, probamos este potente altavoz compacto sin cables

Fue una novedad el año pasado y tuvimos que esperar unos meses tras su lanzamiento en Estados Unidos. Pero el Yamaha MusicCast 20 llegó y ahora lo hemos podido probar a fondo durante unas semanas. Recordemos que se trata de un altavoz compacto, de menos de un palmo de alto (18 centímetros) con una base ligeramente ovalada (15 por 13 centímetros). Pesa 2’2 kilos y cuesta 230 euros. Probamos una unidad en elegante color blanco, más discreto que en negro (la otra opción).

Sistema MusicCast

Cuando conectamos el Yamaha por primera vez, lo hacemos habiendo descargado la aplicación al móvil previamente. De esta forma el móvil dirige nuestros pasos y conectará el MusicCast a nuestra red Wifi. Si todo va bien lo hará automáticamente y sin problema, como fue nuestro caso. Si no, suponemos que deberíamos introducir nuestra contraseña en el móvil. O incluso podríamos hacerlo después de conectarlo con cable (Ethernet) que suele ser el método infalible. El caso es como hemos dicho que a nosotros nos funcionó a la primera. Como dispone de Bluetooth, enviarle música de esa forma es muy sencillo también, pero la calidad no es la misma que vía Wifi y además la conexión es menos estable si nos alejamos. Lo probamos, funciona, está bien para una reunión estando cerca… pero poco más.

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Una vez conectado a la red de casa, se obra la «magia» de estos altavoces de pleno siglo XXI. Podremos enviarle música desde cualquier dispositivo conectado: ordenadores, portátiles, tabletas, móviles… La música podrá estar almacenada en esos dispositivos, en la red de casa, o proceder de Internet. Podremos escuchar radios de cualquier lugar del mundo, o música a medida a través de servicios como Spotify. Además de todo esto, el sistema MusicCast forma su propia red si tenemos otros aparatos o altavoces Yamaha. Así podemos configurar un sistema de sonido multihabitación, o también uno de cine en casa sin cables. O enlazar dos MusicCast 20 para que suenen como si fuera una pareja estéreo (canal izquierdo y derecho) generando una buena escena sonora, y más volumen. Si queremos más, podemos añadirles fácilmente (la App lo permite con un toque) un cajón de graves para tener un sistema «definitivo».

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Una potencia de 40 W y dos vías

Como veremos más adelante el MusicCast 20 nos ha sorprendido gratamente por su potente sonido. En realidad conociendo sus entrañas la sorpresa no debía ser tan grande: no es muy grande, pero sí mayor que otros altavoces compactos. En su interior esconde cuatro altavoces de hecho. El tweeter (agudos) de cúpula de 30 milímetros de diámetro y un mid-woofer (medios y graves) con un cono de 90 milímetros de diámetro. El recinto está cerrado (no es bass réflex) pero dos altavoces pasivos (sin motor) a sendos lados refuerzan las frecuencias graves. Ellos son responsables de esa sensación de sonido lleno y potente que luego comentaremos. Ocupan prácticamente los laterales enteros y aunque no los mueve el amplificador interno directamente, potencian la emisión de graves del mid-woofer de 9 cm.

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El amplificador interno ofrece 40 W de potencia, que es una cifra notable para un altavoz de tan compactas dimensiones. Realmente son dos etapas de potencia independientes: una de 15 W dedicada al altavoz de agudos, y otra de 25 W para el de medios y graves. De esta forma y usando amplificación activa se maximiza el rendimiento y minimiza la distorsión. Cada etapa alimenta directamente su altavoz, sin un filtro pasivo intermedio (que roba potencia) como en las cajas tradicionales.

En marcha

Como hemos comentado más arriba, poner en marcha el Yamaha fue sencillo: bastó enchufarlo, descargar la app en el móvil y activarlo. Además de la toma de alimentación (cable con conector «en ocho» de 230 V aunque detecta el voltaje) tiene una toma de red RJ45. Dos conectores más al lado del Ethernet (USB y uno miniatura) están dedicados al servicio técnico. Físicamente el Yamaha se nota bien realizado, esos dos kilos largos «pesan», y la base tiene un borde de goma que lo estabiliza sobre el mueble donde lo pongamos. Una robusta plancha trasera permitiría colgarlo de una pared.

La parte superior tiene ocho botones táctiles. Tres son para preselección de fuentes (radios o listas de reproducción), otro para parar/reproducir, dos para el volumen, uno para activarlo y otro para la función despertador/alarma. La superficie es tan lisa y brillante que son de esos controles táctiles con los que falta un poco de «feedback», aunque los LED que están ahí al lado ayudan al iluminarse según qué tocamos. Todo el lateral es una rejilla como decimos bien acabada y quizás echamos de menos alguna forma de desconectarlo (se queda en reposo) pero esto es común a muchos de estos altavoces.

App MusicCast

Además de «intermediar» para que el Yamaha se conecte a nuestra red Wifi, la aplicación MusicCast sirve para muchas más cosas lógicamente. Es bueno saber que, como aparato que responde a los estándares habituales, podríamos prescindir de ella. Por ejemplo, una vez conectado, desde Spotify abierto en cualquier lado de la casa podríamos enviarle música. Ahí, muy bien, pero para controlarlo sí necesitamos su aplicación nativa en el móvil o tableta. Y es que si lo buscamos en nuestra red y ponemos su dirección IP en el navegador, el Yamaha sólo da acceso a una pantalla básica de configuración (red, firmware y poco más).

Pero la aplicación es amable y fácil, también si la queremos usar para poner música. Y será necesaria si queremos controlar más altavoces Yamaha en un entorno MusicCast (si tenemos más de un altavoz Yamaha). Podremos actualizar el firmware (siempre es buena idea), confirmar si lo estamos usando en solitario, con otro MusicCast 20 en modo estéreo enlazado, o incluso con un cajón de graves. En los ajustes de sonido, además de ecualizar agudos/medios/graves, podremos activar el «Bass Booster» que en este caso nos parece necesario salvo porque si no se queda sin graves. Y el acceso a las bibliotecas, ya sean locales o servicios de música en línea, es sencillo. Lo probamos sobre todo con nuestras cuentas de Tidal y Spotify.

Música maestro

Antes de pasar por algunas de nuestras pistas o discos de referencia para probar aparatos de sonido, siempre es bueno dejar que el aparato suene unas horas o días. Así la electrónica (y la mecánica de los altavoces) se «rueda» y nos hacemos a su sonido. Además de poder ajustar un poco según dónde lo dejamos, cómo se orienta, etcétera. Las radios vía internet son estupendas, podemos elegir nuestra favorita local o alguna de fuera. Nos gusta descubrir emisoras y música, y ésa es la mejor forma también…

En esas primeras horas de uso nos quedó claro que el MusicCast 20 agradece el comentado Bass Booster. Viene activado por defecto y nosotros también «por defecto» lo quitamos (suele ser exagerado). Pero no es el típico efecto exagerado: sin él la música perdía demasiado cuerpo, con él era perfecta tirando a «llena». De hecho, nos sorprendió cuánto llena de sonido una sala o habitación el Yamaha. Incluso en un sótano grande, permite sonorizarlo hasta volúmenes en los que ya cuesta entenderse hablando.

Calidad y cantidad

Desde luego si queremos montar una fiesta el Yamaha estará a la altura. Tener dos enlazados con un cajón de graves nos aseguraría un volumen muy potente para salas de más de 50 metros cuadrados… y a un precio contenido, sorprendente. Pero además de la cantidad, lo que nos ha gustado era la calidad del sonido del Yamaha. Le van más estilos de música modernos y marchosos, la verdad, pero se portó muy bien con música más, digamos, melómana.

Nuestros cortes favoritos de jazz por ejemplo sonaron muy bien. El siempre presente contrabajo de acompañamiento (o protagonista junto a la voz en muchos temas) no quedaba ni apagado por falta de energía, ni emborronado por exceso. Las voces mantenían su dulzura y claridad, es decir que las frecuencias medias estaban en su justa medida. Y la parte alta del espectro, es decir los agudos, se beneficien del tweeter dedicado. Así no se pierden detalles: no es solo un platillo o un violín, sino las pequeñas resonancias y ruidos de fondo que ayudan a recrear el ambiente donde se grabó el original. Buen trabajo de Yamaha, con un altavoz compacto cuyo aspecto puede pasar desapercibido por discreto, pero cuyo sonido seguro que nos llama la atención, con muchas posibilidades y por un precio muy razonable.

Ficha Técnica Yamaha MusicCast 20

Tipo Altavoz inalámbrico WiFi/Bluetooth
Altavoces internos Dos vías, cuatro unidades: tweeter (agudos) de 3 cm, mid-woofer de 9 cm, y radiador pasivo doble.
Potencia máxima 40W (woofer 25 W y tweeter 15 W).
Compatibilidad Yamaha MusicCast (estéreo o surround). AirPlay

WiFi (2,4/5 GHz), Bluetooth (4.2)

Formatos de archivo MP3 / WMA / MPEG-4 AAC: hasta 48 kHz / 16-bit, ALAC:hasta 96 kHz / 24-bit, FLAC / WAV / AIFF:hasta 192 kHz / 24-bit
Dimensiones 186 x 150 x 130 mm. Peso 2,2 kg
Consumo 10 W (nominal), 1,9 W (reposo), 0’3 W (apagado)
Precio 230 euros

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