La historia de Paul Allen, el cofundador de Microsoft del que nadie hablaba

Cuando pensamos en los orígenes de Microsoft, enseguida nos viene un nombre a la cabeza: Bill Gates. Aunque ahora ya no está al frente de todo (ha preferido dedicarse a la filantropía) él fue la cara más visible del gigante tecnológico. Sin embargo, Paul Allen fue cofundador de la compañía. Hoy ha fallecido a la edad de 65 años. 

Hace ya 43 años de todo aquello. Unos jóvenes Gates y Allen fundarían la compañía que revolucionó el mundo de la informática. Si no hubiera sido por ellos, nada sería como hoy lo conocemos. Allen falleció ayer lunes por la tarde en Seattle, lugar en el que Microsoft todavía tiene su sede, a causa de un linfoma no hodkiniano: cáncer en los linfocitos de la sangre, según el propio comunicado emitido por su familia.

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Foto: Paul Allen y Bill Gates, fundadores de Microsoft.

Paul Allen, un genio en la sombra

Formó parte de la fundación de Microsoft y de su desarrollo como gigante de la tecnología, pero lo cierto es que, a diferencia de Bill Gates, Paul Allen permaneció siempre en la sombra. Y aunque nadie hablara de él, aquellos que lo conocían hablaban de él como un verdadero genio de la informática – cómo no serlo, a esos niveles – que tuvo un papel fundamental en la creación de la compañía en 1975.

Era, además, uno de los hombres más ricos del mundo. Según la revista Forbes, su fortuna estaba valorada en nada más y nada menos que 21.700 millones de dólares. Esto le dio derecho a posicionarse como la cuadragésimo cuarta persona más rica del mundo.

Con el tiempo y como la mayoría de súper ricos, Allen también se dedicó a la filantropía. Junto a su hermana Jody fundaron Vulcan Inc, una empresa que gestiona inversiones privadas. Por si esto fuera poco, este hombre también se había hecho con un equipo de fútbol americano profesional, los Seahawks de Seattle; uno de baloncesto, los Trail Blazers de Portland y una parte del uno de fútbol, los Sounders de Seattle.

Historia de un genio

Cuando Paul Allen fundó Microsoft tenía dos años más que Bill Gates. Se conocieron en Lakeside, una escuela de secundaria de Seattle, en Washington. Había pocos como ellos. ¿Su verdadera afición? Pasar horas y más horas en Teletype creando código. Fueron autodidactas, pero construyeron uno de los mayores imperios que se conocieron en el siglo XX.

Tímido y reservado – quizá esta sea una de las razones por las que apenas trascendió a los medios – ya soñaba con que el amasijo de componentes que conformaba Teletype llegara a convertirse en un ordenador, listo para funcionar en los hogares. Gates, por su parte, fue lo suficientemente habilidoso como enfocar la idea y convertirla en un negocio. Y qué negocio.

Paul Allen

Foto: Allen, a la derecha, en el Allen Institute for Brain Science que fundó junto a su hermana Jody.

La enfermedad que lo alejó

En 1983, tan solo ocho años después de haber fundado Microsoft, Paul Allen fue diagnosticado por primera vez de un linfoma de Hodking que superó. En 2009 sufrió de nuevo la variante no-Hodgkin y a principios de este mismo mes de octubre de 2018, anunció en su Twitter que el cáncer había vuelto.

Por suerte, durante toda su trayectoria, Allen llevó a cabo una importante labor en distintos campos. Además de ser un gran aficionado al deporte, trabajó en el sector del entretenimiento a través de su propia productora de cine y televisión, invirtió en navegación espacial y fundó el Allen Institute for Brain Science, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a investigar el funcionamiento del cerebro humano.

Además de estas importantes iniciativas, Allen trabajo para defender el medioambiente, creando el Censo de Elefantes. Era un apasionado de la música e incluso había tenido su propia banda, The Treads, aunque nunca dejó de disfrutar del rock con su Stratocaster a cuestas. 

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