Más de 50 millones de cuentas de Facebook podrían haber sido filtradas sin el permiso de sus propietarios. Una investigación publicada por The Guardian y The New York Times ha desvelado que una empresa llamada Cambridge Analytica habría obtenido los datos millones de usuarios a través de una fórmula un tanto fraudulenta. ¿Su objetivo? Bombardear a estos usuarios con publicidad para obtener beneficios. Y hacerlo de forma segmentada.
Pero, ¿cómo sucedió todo? Y, ¿cómo es posible que saltaran todos los controles? Empecemos por el principio. Cambridge Analytica es una empresa que pertenece al multimillonario Robert Mercer, pero que funcionaba bajo la dirección Steve Bannon. El mismo hombre que se encargó de asesorar a Donald Trump en su carrera hacia la Casa Blanca. Parece ser, según The Guardian, que este hombre usó información personal obtenida sin autorización para dirigirse a un segmento muy concreto de personas: los votantes estadounidenses. Esto ocurrió en 2014.
En declaraciones al medio The Observer, Christopher Wylie, un académico de la Universidad de Cambridge que trabajó en el proyecto, afirma: «Aprovechamos Facebook para recabar millones de perfiles de personas. Y esta práctica se convirtió en la base operativa de la compañía».
50 millones de cuentas de Facebook en peligro
Además de dedicarse a la campaña de Trump, Cambridge Analytica también fue la empresa que estuvo detrás de la campaña del voto británico para salir de la Unión Europea.
La compañía basa su capacidad de persuadir en unos algoritmos desarrollados por Christopher Wylie. El objetivo de los mismos es dirigir la publicidad a los usuarios de las cuentas de Facebook. Pero para conseguirlo, necesitaban la información. Una información que, según Wylie, fue obtenida a través de Aleksandr Kogan.
Este es, por así decirlo, el malo de la película. Kogan, un ruso que también trabajaba en la Universidad de Cambridge, obtuvo permiso de Facebook en su día para hacer un análisis de la personalidad de los usuarios que usan Facebook. Y lo hizo a través de una especie de test o cuestionario, a cambio de una pequeña retribución. Con esto, Kogan fue capaz de obtener datos de la friolera de 270.000 personas.
270.000 que fueron 50 millones de perfiles de Facebook
De partida, Kogan obtuvo los datos de 270.000 personas. Ocurrió, sin embargo, que en ese momento Facebook permitía que cuando daba su consentimiento, se enviaran también los datos de sus contactos. Esto funcionaba así para todos aquellos usuarios que al registrarse en esta red social hubieran mantenido los ajustes de privacidad por defecto.
De ahí que además de los 270.000 perfiles, el ruso fuera capaz de obtener millones de cuentas adicionales. Lamentablemente, no queda descartada la hipótesis de que se hayan filtrado bastantes cuentas más. El problema está en que Cambridge Analytica pagó la friolera de 800.000 dólares al Dr.Kogan por obtener esos mismos datos. Y este último nunca avisó a Facebook de que esos datos serían usados para otros fines, más allá del interés puramente académico que este señor había alegado en un principio.
Estos datos habrían permitido crear a esa empresa perfiles lo suficientemente detallados, tanto por lo que respecta a la demografía, como su lugar de residencia, su religión o sus opiniones políticas. El problema está, más allá de la filtración, en que Facebook conocía el caso.
En agosto de 2016, conocedora de esta circunstancia, mandó una carta a Christopher Wylie pidiéndole que borrara la información recabada. Nada más. Dos días antes de que esta noticia se hiciera pública, Facebook vetó el acceso de Cambridge Analytica, Kogan y Wylie a la plataforma. Nada más.