El planeta Júpiter tiene una interesante luna llamada Europa. Se sabe que su superficie es en gran parte agua helada, y se supone que debajo hay un océano de agua salada. Además la (tenue) atmósfera de que dispone, contiene oxígeno. La NASA ya tiene planeada una misión para investigar más de cerca si podríamos vivir allí: se llama Clipper y todavía no tiene fecha de lanzamiento, pero será antes de diez años.
La Europa de Júpiter
Este satélite fue descubierto por Galileo en 1610 y es la sexta “luna” de Júpiter, el mayor plantea del Sistema solar. Júpiter está después de Marte, más lejos del Sol y por tanto en una zona más fría. Europa es de un tamaño algo inferior a nuestra Luna, y como ella no gira sobre sí misma en su órbita. Es muy frío, en la superficie la temperatura está entre -220ºC y -150ºC.
Pero se sabe que la corteza es de hielo (agua helada), con un espesor de unos 100 km. Y se sabe que debajo hay agua líquida. Además esa corteza helada sufre movimientos parecidos a los de las placa terrestres tectónicas. Si el movimiento es fuerte, hay erupciones de agua y vapor de agua. Las descubrió el telescopio espacial Hubble en 2013.
El Hubble también descubrió otra cosa muy llamativa: Europa tiene una atmósfera de oxígeno. Es muy tenue (más de un millón de veces más ténue que la terrestre) pero… ahí está. Y parece confirmado que el agua subterránea contiene oxígeno en disolución. Y ahí sí habría más cantidad, más incluso que en nuestros mares. Todo esto lleva a pensar que tal vez haya algún tipo de vida allí. O que podríamos llevarla.
La misión Clipper
La NASA ha elegido este nombre para la misión en honor a los barcos que atravesaban los océanos de la Tierra durante el siglo XIX. Eran esbeltos, con tres mástiles, ágiles y relativamente veloces. Llevaban té y otras cosas valiosas alrededor del globo.
La nave espacial Clipper hará algo parecido: una vez llegue a Júpiter, orbitará Europa pasando cerca de la luna en una rápida cadencia de vuelos. Cada dos semanas aproximadamente hará una pasada, hasta unas 40 o 45 en total. En sus acercamientos, sacará imágenes del satélite y analizará su composición.
“Durante cada órbita la nave pasará sólo un breve espacio de tiempo en la zona de fuerte radiación existente cerca de Europa. Pasará deprisa, recogerá mucha información de golpe, y se alejará para preparar la siguiente pasada”. Así lo explica Robert Pappalardo, científico del proyecto Clipper en el laboratorio de la NASA en Pasadena, California.