A Donald Trump alguien le tiene manía. Y aunque todos sabemos que la mitad de los que votaron en las pasadas elecciones no lo quieren ver ni en pintura, es mucho el odio que tan pintoresco personaje despierta a nivel global. Así que tenía que pasar.
Este mismo domingo, un hacker iraquí hackeó la página web del presidente de los Estados Unidos, donaldjtrump.com, un espacio que Trump aprovechó para emitir información de la campaña. Desde aquí se pueden hacer donaciones para la causa o incluso comprar merchandasing del partido de Trump.
El medio Ars Technica ha informado hace unos minutos de la imagen que apareció en lugar de la web de Trump. Como puedes ver aquí arriba, se trata de la foto de un hombre con sombrero, junto a este mensaje: Hacked By Pro_Mast3r ~ / Attacker Gov / Nothing Is Impossible / Peace From Iraq. En este indica que «nada es imposible» y manda «paz desde Iraq».
Según las últimas informaciones, el código fuente de la página incluía un enlace a un archivo Javascript en una cuenta defectuosa de Google Code, que estaba asociada con la piratería de hasta tres sitios. Parece, eso sí, que el fragmento de código en cuestión era inofensivo. En cualquier caso, la web ya ha sido desconectada del servidor. Tras realizar una búsqueda por el nombre del hacker (Pro_Mast3r), no hemos encontrado nada relevante, más que noticias de medios norteamericanos contanto lo sucedido. Esto significa que por ahora no tenemos pistas (públicas) sobre quién habría sido el autor real del ataque.
Pero este no sería el único frente que tendría abierto Donald Trump con respecto a su seguridad. Hace apenas unos días, un hacker que se identifica bajo el seudónimo de WauchulaGhost, el mismo que hackeó la friolera de 500 cuentas de Twitter de miembros del grupo terrorista ISIS, advirtió a Trump de la importancia de que modificara su configuración de Twitter lo antes posible.
Y como nadie le hizo caso, muy a pesar de que intentó contactar con la Casa Blanca y los responsables de las redes sociales de Trump, dio un paso más para publicar algunos mensajes de la cuenta de correo electrónico asociada a esa cuenta en Twitter. Dijo que no tenía la menor intención de hackear al presidente, pero que su configuración de seguridad le hacía muy vulnerable al ataque de otros hackers.
Por si esto fuera poco, en las últimas semanas también se ha sabido que Trump, pese a las advertencias de sus expertos en seguridad, no quiere dejar de usar su viejo teléfono con Android. Días después de su toma de posesión, algunos medios publicaron la noticia de que, efectivamente, el presidente había entregado su viejo móvil y había empezado a usar un nuevo smartphone aprobado por los servicios de seguridad de la Casa Blanca.
Ahora The New York Times ha publicado que el antiguo móvil con Android todavía estaría en manos de Trump y seguiría usándolo, al menos, para tuitear. La grave amenaza a la que se expone este hombre no solo pondría en jaque su seguridad, sino la de un país entero. El mismo país que los estadounidenses le entregaron con sus votos.