Parece que la gente no aprende con esto de las contraseñas y sigue utilizando series alfanuméricas o palabras fáciles de relacionar, sin ir más lejos, el propio Mark Zuckerberg fue víctima de un hackeo de contraseñas hace unos meses en su cuenta de Twitter por utilizar «nanana» como clave de acceso para esta red social. Pero en esta ocasión no sido una, sino 43 millones, el número de contraseñas que han sido robadas, concretamente de la plataforma musical Last.fm.

El verdadero problema de todo esto es que los hackers que se han apropiado de estas contraseñas podrían haberse aprovechado de que muchos usuarios utilizan la misma contraseña para acceder a diferentes servicios, redes sociales y aplicaciones. Teniendo en cuenta que hace más de cuatro años que se produjo el ataque a Last.fm, los piratas han tenido bastante tiempo para acceder a las cuentas de los usuarios a los que han robado las contraseñas. Por el momento Last.fm no se ha pronunciado por estos hechos, aunque en 2012 mandó un comunicado pidiendo a los usuarios que cambiasen sus contraseñas con lo que parece ser que sí estaban al tanto de los hechos.
Este tipo de ataques es muy común en los últimos tiempos, sin ir más lejos, Dropbox también ha confirmado que sufrió un ataque de la misma índole también en 2012, en cuyo caso el número de usuarios afectados llega a los 68 millones, con el aliciente de que, Dropbox no es un servicio de música como es Last.fm, sino que hablamos de un sistema de almacenamiento donde la gente puede contener todo tipo de archivos confidenciales, desde fotos, vídeos hasta documentos financieros. Dropbox tampoco notificó a sus usuarios de la brecha de seguridad y del riesgo que corrían hasta cuatro años más tarde.
Para evitar este tipo de ataques lo más eficaz es seguir unas pautas muy básicas como endurecer la seguridad de nuestras claves añadiendo mayúsculas y números, no utilizar datos relacionados con nosotros (fecha de nacimiento, nombre de la mascota) y por su puesto, tener contraseñas distintas para cada servicio.