Uber y el grupo Volvo se han aliado mediante un contrato de 300 millones de dólares para desarrollar coches autónomos ”“como los de Tesla”“. Mediante este acuerdo, ambas empresas se comprometen a trabajar conjuntamente hasta terminar el desarrollo de la tecnología de conducción autónoma en el vehículo XC90 SUV (uno de los automóviles insignia de Volvo).
El elemento central para el desarrollo de estos vehículos será la seguridad, uno de los pilares en los que Volvo ha querido destacar con sus modelos. Y en el trabajo de investigación para lograr un sistema de conducción autónoma, las dos marcas tendrán que crear tanto sensores específicos (para la detección de obstáculos o de tráfico) como un software que permita el manejo del vehículo.
Una tecnología muy beneficiosa para Uber y Volvo
Es lógico que Uber, al igual que otras compañías con el mismo tipo de negocio, estén interesadas en disponer de una amplia flota de vehículos autónomos, ya que sería un avance tecnológico importante que supondría importantes ahorros para el funcionamiento de los taxis. Por eso, no es de extrañar que Uber haya decidido apostar fuerte con Volvo para asegurarse muchas ventajas en el futuro: si incorporaran coches autónomos a su flota, se ahorrarían tener que pagar a los conductores.
Por su parte, los fabricantes de vehículos como Volvo pueden beneficiarse de estos acuerdos al garantizar una serie de ventas de coches al por mayor a las empresas de carpooling; de lo contrario, estos servicios pueden acabar arruinando a la empresa. Al fin y al cabo, si en las ciudades se hicieran cada vez más populares estos servicios, muchas personas dejarían de vehículos propios porque no tendrían necesidad de conducir.
La inversión de los 300 millones de dólares ”“unos 265 millones de euros”“ será asumida a partes iguales por las dos empresas y tendrá, por tanto, importantes beneficios estratégicos para ambas.
Y esta no es la única alianza…
Teniendo en cuenta los intereses de los fabricantes de automóviles y de las empresas de carpooling, es obvio que en el mercado se estén creando muchas alianzas entre compañías para asegurarse los beneficios a largo plazo.
Así, por ejemplo, Toyota ha invertido una cantidad (no publicada) en Uber, mientras que Wolkswagen ha asegurado que invertirá en Gett. Por su parte, General Motors ya ha comprado una parte importante de las acciones de Lyft, una de las principales empresas competidoras de Uber. Y Uber, en su acuerdo con Volvo, se ha comprometido a comprar vehículos de la compañía para luego equiparlos con un sistema de conducción autónoma que se adapte a las necesidades de su servicio.
En definitiva: la industria avanza imparable para adaptarse a un modelo que crece a pasos agigantados a pesar de la polémica y de las trabas legales. Al final, las empresas como Uber siempre encuentran la manera de modificar su oferta de servicios para amoldarse a la legislación, como ya ha ocurrido en España.
¿Qué te parece esta alianza entre Uber y Volvo? ¿Te subirías a un taxi Uber autónomo sin conductor?