Android es un sistema operativo mayoritario. Tanto es así que en Europa, el 63% de los usuarios de smartphones llevan en su bolsillo un dispositivo impulsado por la plataforma de Google. Esto hace que los cibercriminales inviertan gran parte de sus esfuerzos a desarrollar amenazas contra Android. Tanto es así, que según la empresa alemana de seguridad G DATA, en 2015 se ha registrado la friolera de 2,3 millones de amenazas nuevas para Android, lo que significa un crecimiento de más del 50 por ciento con respecto a 2014, cuando se detectaron 1,54 millones. El problema de todo esto es que el uso de los smartphones cada vez es más generalizado, de modo que los usuarios suelen hacer prácticamente todas sus consultas – incluyendo las compras online y las gestiones bancarias – a través de su dispositivo de bolsillo. No hay que perder de vista que, según un estudio reciente de TNS, el 93% de los españoles ya cuentan con un dispositivo inteligente.
El informe no es demasiado alentador. Del total de amenazas detectadas, los expertos en seguridad de G DATA han identificado un total de 758.133 vulnerabilidades solo en el último trimestre de 2015, lo que vendría a suponer un incremento del 32% con respecto al mismo periodo del año anterior, en el que el crecimiento fue de 574.706. Esto significa que las amenazas van in crescendo y que 2015 se ha convertido en un nuevo año récord para la seguridad de los usuarios de Android, con un total de 2.333.777 nuevos programas maliciosos listos para hacer el mal.
¿Y qué ocurrirá en 2016? ¿Cuáles son las predicciones de los expertos? Pues bien, para entender la evolución del malware habrá que tener en cuenta la realidad de los usuarios con respecto a los smartphones. En 2015, los españoles han realizado un 27% de las compras online a través de su smartphone, una costumbre que ha crecido considerablemente si la comparamos con el 19% de 2014. Los cibercriminales ven aquí una oportunidad de oro para atacar el bolsillo de las víctimas. Pero este no es el único objetivo de estos delincuentes. Parece ser que ahora han encontrado otro filón en lo que se denomina «El Internet de las Cosas». Ahí se encuentran los vehículos, los televisores, los frigoríficos, las redes domóticas, las pulseras de actividad, etcétera. La mayoría de estos gadgets se manejan a través de aplicaciones de Android altamente vulnerables. La tecnología se sofistica y, como no podía ser de otra manera, la industria del cibercrimen, también.