Fiscalizar el móvil de cualquiera puede salirte caro. Y sino fíjate en lo que le ha ocurrido a este hombre que acaba de ser condenado a dos años de prisión por un delito de descubrimiento y revelación de secretos por el Juzgado de lo Penal número 4 de Almería. El señor, cuyas iniciales responden a L.J.M.D., está acusado de haber robado información íntima de su expareja (fotografías y vídeos), a través de una aplicación para el móvil. La sentencia refleja que el hombre había accedido a la información privada que se alojaba en el teléfono de la víctima a través de una herramienta llamada Cerberus,sin que, lógicamente, la mujer tuviera conocimiento de ello. Pero, ¿cómo espiaba a su víctima? ¿Cuál ha sido la manera de proceder de este delincuente?
Pues según recoge la sentencia, el señor se descargó la aplicación Cerberus y se dio de alta en la página web de este sitio. ¿Su objetivo? Hacer un seguimiento pormenorizado y controlar el terminal, sabiendo, incluso, la ubicación exacta del mismo en cada momento y por tanto, la localización de su expareja. Así, además de acceder a las fotografías y vídeos almacenados en el móvil de la mujer, el tipo tenía información acerca de todas las llamadas que se hacían desde el terminal y podía hacer fotos, grabar vídeos y audio desde la propia cámara. El problema está en que el hombre ya usaba esta aplicación para mantener controlada a su pareja, pero tras finalizar la relación en agosto de 2012, el condenado continuó utilizando el programa y recopilando información privada sobre las llamadas que hacía su expareja, las fotografías y todos los datos que se almacenaban en el teléfono. La información fue recopilada entre junio y septiembre de 2012 y fue remitida al buzón de correo electrónico del condenado. La mujer no tenía ni idea de que eso estuviera ocurriendo.
La condena no es ninguna broma. Además de enfrentarse a dos años de cárcel por un delito de descubrimiento y revelación de secretos, el juez ha dictado sentencia para prohibir al susodicho acercarse a menos de 200 metros de su pareja y a indemnizarle con una multa de 20.000 euros por responsabilidad civil. El tipo no cumplirá la pena de cárcel, a no ser que durante ese período vuelva a delinquir. Asimismo, estará obligado a participar en un programa formativo para reinsertarse de su penosa conducta.
Pero este no ha sido el único caso que se ha dado en nuestro país. El pasado verano, un juzgado de Girona condenó a dos años y medio de cárcel y a una multa de seis euros diarios durante 19 meses a un hombre por espiar el móvil de su mujer, con el objetivo de recopilar pruebas para demostrar que había tenido una relación extramatrimonial en su juicio por el divorcio.
Ambas condenas son un aviso serio para todos aquellos que usan herramientas para espiar la información contenida en los móviles de sus parejas o exparejas. La proliferación de aplicaciones que permiten rastrear los equipos ajenos se está convirtiendo en una formula peligrosa, que vulnera la intimidad de las personas y que en muchos casos, puede ser señal de alarma de que se está produciendo un caso de violencia de género.