Cuidado. Desde hace tiempo se viene hablando de los peligros de los coches conectados, pero ahora se ha comprobado hasta qué punto es real esta amenaza. Y es que dos investigadores estadounidenses han conseguido hackear el sistema inteligente de un Jeep Cherokee de Chrysler mientras lo estaba conduciendo un periodista especializado… A 15 kilómetros de distancia. El objetivo era demostrar hasta qué punto son vulnerables este tipo de vehículos a los ataques informáticos. El hackeo no sólo les permitió rastrear el vehículo a través de su GPS o cambiar la temperatura del aire acondicionado. También les permitió parar el motor de forma remota y los hackers afirman que podrían haber girado el volante o desactivado los frenos. Desde Chrysler se ha reaccionado en los últimos días y se está revisando el sistema de seguridad de más de 1,4 millones de sus coches conectados.
No es la primera vez que se habla de la capacidad de hackear un coche con sistema inteligente a distancia. Muchos especialistas han elevado su voz sobre los peligros que tienen los nuevos sistemas en los coches. Y es que aunque las nuevas generaciones de vehículos nos traen numerosas funciones que nos pueden facilitar mucho la vida, también llevan aparejados la amenaza de que un cibercrminal pueda controlar nuestra conducción a distancia. Un peligro que se ha hecho real con los investigadores estadounidenses Charlie Miller y Chris Valasek del IOActive Labs. Estos dos hackers han sido capaces de entrar a distancia en el sistema de un Jeep Cherokee de Chrysler.
Primero avisaron al periodista especializado en tecnología de la web Wired Andy Greenberg que no entrara en pánico cuando viera lo que estaba ocurriendo con su coche. A una distancia de 15 kilómetros, los investigadores hackearon el sistema de entretenimiento de este vehículo y comenzaron a realizar diversas acciones. Primero, encendieron y aumentaron al máximo el aire acondicionado cuando el Jeep circulaba a 110 kilómetros por hora. Después, cambiaron la radio a una emisora local de hip-hop y pusieron el volumen al máximo para que el viaje fuera más interesante. Este entretenido periplo también incluyó el uso indiscriminado de los parabrisas o incluso una foto de los dos hackers llevando a cabo el ataque que se mostró en la propia pantalla del coche.
Claro que entonces los hackers redujeron automáticamente la velocidad del Jeep y después lo frenaron en mitad de la carretera. Y ahí entramos en un terreno en el que los ataques pasan de anécdota a un verdadero peligro para la seguridad. No sólo se puede jugar con los frenos de un vehículo, los dos investigadores también podrían haber realizado el movimiento contrario y haber aumentado la velocidad del coche o incluso haber maniobrado con el volante sin que el periodista hubiera podido evitarlo. Chrysler ha tomado cartas en el asunto y está revisando el sistema de seguridad de 1,4 millones de sus coches conectados para colocar un cortafuegos que pueda proteger a los usuarios de este tipo de ataques. Pero ya no es tan descabellado que en un futuro próximo este tipo de agujeros de seguridad lleve a los criminales a secuestrar los coches de forma remota o incluso llevar a cabo ataques terroristas. Un peligro que todavía es mayor en los coches autónomos, que pronto serán una realidad en el mercado.