¿Qué pensaríais si os dijéramos que se están presentado proyectos de crowdfounding como productos innovadores y éstos ya se venden en algunos de los grandes gigantes de ecommerce? Plataformas como Indiegogo han sido testigos de algunos timos que, lejos de ser una invención por la que apostar, no deja de ser algo que ya está más que descubierto y puesto a la venta. Increíble, pero cierto.
A principios de este verano llegó a Indiegogo The Wallet Drone, algo así como el dron de bolsillo. A priori parecía toda una revolución. ¿Un pequeño robot volador del tamaño de una nuez? Era cuanto menos curioso. La compañía detrás de este «revolucionario» invento, Morrison Innovations, aseguró que sería el más pequeño del sector gracias a sus 1,75 centímetros de alto. Robert Morrison, fundador de la startup y rostro visible de la campaña, vio en poco tiempo como su pequeño dron conseguía captar la atención del público. El pasado 20 de junio ya habían logrado un 557 por ciento de su objetivo inicial. En el momento de escribir este artículo lleva recaudados unos 70.793 dólares (unos 65.000 euros). Esta cantidad podría seguir creciendo ilimitadamente, puesto que el plazo para recibir apoyos no termina pasado un tiempo, como sí ocurre en Kickstarter.
Aunque parezca un producto imaginativo e inventado desde cero por esta pequeña empresa, nada más lejos de la realidad. Desde Reddit ponen en aviso que estos drones en miniatura son los mismos que se pueden encontrar ya en lugares como Amazon, Alibaba o eBay. Se trata de productos fabricados en China que se venden a un precio irrisorio, no superan los 30 euros al cambio. Y, ¿qué dice sobre esto el señor Robert Morrison? Cuando alguien le exige explicaciones (con enlaces como ejemplos), el fundador de la startup los borra rápidamente. Morrison asegura tener patentes que confirman su autoría, aunque no muestra ningún registro para acallar las críticas.
Para el portavoz de Spain Crowdfunding, Valentí Acconcia, que ocurran casos como este no es algo sorprendente. A diferencia de otras plataformas de micromecenazgo, Indiegogo no hace una selección de proyectos antes de que se pongan en marcha en la web, por lo que es inevitable que se creen este tipo de situaciones. Por ejemplo, «en Kickstarter únicamente se puede subir un proyecto para crear algo, no para comprar algo que ya existe», asegura el portavoz.
Lo cierto, es que a pesar de que sus controles son más exhaustivos, Kickstarter tampoco se ha librado de timos. Recientemente, la Comisión Federal de Comercio puso en marcha una investigación tratando de descubrir a una startup que trataba de financiar la creación de un juego. En su campaña, esta startup prometía a sus fieles una copia del producto en cuestión (con figuras de los personajes). Eso sí, tenían que alcanzar unos 33.000 euros de financiación. Aunque el objetivo se cumplió, catorce meses después el responsable de la campaña canceló la producción del juego. Los usuarios no han recuperado el dinero y el regulador norteamericano denuncia que el responsable lo usó para sus gastos personales.
De momento, en España nos hemos salvado de este tipo de timos. Aún así, para ser precavidos, se aconseja fijarse en que detrás de toda campaña de crowdfunding siempre hay una autoría (alguien que ha verificado su identidad) que puedes encontrar en LinkedIn, Facebook y otras redes sociales. Además, es esencial fijarse en la velocidad a la que recauda una campaña y comprobar previamente (por ejemplo vía Google) si el proyecto en cuestión tiene su hermano mayor en China.