Las Google Glass, para aquellos que no estén familiarizados, son unas gafas inteligentes que cuentan con una pequeña pantalla en la parte frontal de la mismas. De esta forma, permiten al usuario superponer información digital sobre lo que están viendo en la vida real como, por ejemplo, un mapa A pesar de que no estamos seguros cuántos de los usuarios que adquieran este terminal podrían necesitar en algún momento visión térmica, Round Concept ha creado un accesorio para este equipo que permite añadir esta característica.
Al gadget se le ha llamado «Third Eye» (Tercer ojo, en español) y se trata de un aparato que se coloca al lado de las Google Glass para proporcionar visión térmica al propietario. Un usuario medio no será capaz de sacarle partido a este dispositivo. Sin embargo, podría ser muy útil, por ejemplo, para localizar fiebres en los aeropuertos. Su creador, Ivan Arbouzov, ha señalado que con este terminal se podría luchar contra el Ébola, ya que el personal del aeropuerto podría identificar a los pasajeros con altas temperaturas «de un simple vistazo».
Además, este sistema también se puede utilizar como un accesorio de cualquier dispositivo que pueda procesar imágenes. El Round Concept estará presente en el CES 2015, pero todavía se desconoce la fecha oficial de su lanzamiento.
Estas gafas inteligentes acapararon las miradas de todo el mundo en un primer momento, ya que supusieron una nueva forma de interactuar con la tecnología. A pesar de ello, a medida que ha ido pasando el tiempo, han tenido que superar problemas a nivel legal, por temas relacionados con la privacidad, como a nivel de hardware, ya que parece que no terminan de encajar en el mercado.
Lo primero de todo, el estigma social que supone pasear por la calle con un equipo que la gente no está acostumbrado a ver. Por otra parte, tenían que aclarar si su objetivo sería el sector profesional o particular. Hace unas cuantas semanas descubríamos la respuesta a la segunda pregunta, y todo apunta a que la segunda generación de las Google Glass estarán diseñadas para ayudar a los trabajadores.
Al parecer, las Google Glass servirán para optimizar el trabajo en los centros médicos, hospitales y líneas de producción de fábricas. Estos destinos se alejan bastante de lo que la compañía planteó en un principio, pero puede ser una buena forma de expandirlas en el mercado. La compañía de Mountain View cree que las gafas serán útiles para aquellos empleados que necesiten trabajar con las manos mientras leen información en la pantalla de las mismas.
Otro obstáculo que tendrá que superar el wearable es el precio del dispositivo, ya que no todo el mundo puede gastarse 1.500 dólares (unos 1.200 euros) en una prenda inteligente. Igualmente, ya se está empezando a desarrollar la segunda generación de las Google Glass, por lo que suponemos que la compañía de Mountain View ha tomado nota de todos estos inconvenientes para la próxima versión de sus gafas inteligentes.
Una lástima, Google acaba de anunciar que dejará de enfocarse en sus gafas. Estas gafas les falta mucho para poder salir al mercado