Solemos decir que los móviles de hoy en día sirven de todo menos para llamar por teléfono. Lo cierto es que llamar llaman, pero los fabricantes cada vez quieren que hagan más cosas. El sensor biométrico es una de las características de moda en los modelos de las marcas más punteras, y Samsung cree en su potencial, por lo que está estudiando llevarlo a todos sus teléfonos.
Los sensores biométricos miden algún tipo de parámetro de nuestro cuerpo, siendo hasta ahora el más famoso el lector de huella digital. Su uso comenzó a ser importante en teléfonos de gama alta como el iPhone o el Samsung Galaxy S5, para evitar que una persona extraña pudiera hacer uso de nuestros móviles, pero las aplicaciones pueden ir mucho más lejos en los próximos tiempos.
Por eso Samsung quiere expandir su uso a los teléfonos de más asequibles de su catálogo y experimentar con otro tipo de sensores que puedan ser incluso más seguros que los lectores de huella digital. Un alto ejecutivo de la compañía, el vicepresidente senior Rhee In-jong lo confirmó así a analistas e inversores en un reunión en Hong Kong, según reporta el Washington Post. Uno de estos nuevos sensores sería un lector del iris del ojo. Este elemento, al igual que la huella digital, es diferente en cada persona y podría leerse a través de una de las cámaras integradas en el teléfono.
La clave de todo el asunto sería Knox, el entorno profesional de Samsung. Esta plataforma está presente en 80 millones de terminales aunque solo es utilizada habitualmente por dos millones. La empresa coreana quiere ampliar su dominio del campo personal al profesional. Y es que en la empresas todavía hay mucho pastel en manos de Blackberry y otras plataformas.
La incorporación de este tipo de sistemas en todos los teléfonos aporta un plus de seguridad que es especialmente importante en el ámbito empresarial, donde los empleados manejan terminales de la compañía. Las amenazas externas o la pérdida de datos sensibles son un quebradero de cabeza para los responsables de seguridad de muchas empresas, que ven a los smartphones como potenciales filtradores de información.
Pero no es el único campo en que estos sensores pueden ser relevantes en los próximos años. Las compras a través del teléfono serían la otra pata fundamental de esta estrategia. Con la incorporación de sensores biométricos en todos los terminales se podría hacer más sencillo y seguro el proceso de compra.
Por una parte se podría utilizar el teléfono para pagar en los comercios, a través de NFC o cualquier otro método de conexión, y utilizar el sensor para autorizar el pago de manera sencilla, gracias a la información bancaria previamente almacenada en nuestro móvil. La otra opción sería la compra por Internet a través del propio teléfono, que también resultaría más rápida y sencilla.
El sensor de huella digital está más avanzado y sería más sencillo que llegara a los teléfonos de gama media en las próxima generación. Por su parte el lector de iris aparecería de momento sólo en los móviles estrella de la compañía.