Cámaras réflex o cámaras sin espejo, cuál queremos 1

Son las reinas de la fotografí­a. Las cámaras réflex y las compactas sin espejos de lentes intercambiables (Mirrorless, en adelante), son hoy en dí­a las opciones preferidas por los amantes de este arte que han alcanzado un cierto nivel. Pero las pequeñas mirrorless son unas recién llegadas a este mundo, y siguen haciendo levantar la ceja a más de un veterano.

Las réflex llevan aquí­ toda la vida, desde que vení­an con una pelí­cula dentro, y siempre han sido sinónimo de fotografí­a profesional. Sin embargo, cada vez más expertos, profesionales y aficionados nos hablan maravillas de las pequeñas mirrorless. ¿Están al mismo nivel? ¿lo estarán en algún momento? Veamos…

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La primera de las diferencias salta mucho a la vista: las DSLR son mucho más grandes que las mirrorless. Y es que el sistema de pentaprisma abulta mucho, y prescindir de los espejos ahorra en espacio y peso. Además, los objetivos diseñados especí­ficamente para las mirrorless son más pequeños y ligeros. No obstante, llamar a estas cámaras «compactas» o «de bolsillo» es algo exagerado. Con la óptica incluida hay muy pocos bolsillos en los que realmente se puedan acomodar.

Pero las diferencias de tamaño son innegables. Por muy ligera o pequeña que intente ser una réflex nunca alcanzará las proporciones de una mirrorless, así­ que si este punto es importante para el usuario ya tiene un punto muy a favor de una u otra. Irónicamente, mucho fotógrafos se quejar de que las mirrorless son demasiado pequeñas o ligeras, y que esta falta de cuerpo afecta al agarre, la ergonomí­a o la estabilidad de la cámara.

Pero el tamaño no es lo único que condicionan los espejos. Las cámaras mirrorless confí­an en visores electrónicos que han mejorado muchí­simo en los últimos años. Ya suelen cubrir el 100% del ángulo de visión de la cámara, tienen altas resoluciones y se puede sobreponer mucha información sobre la imagen. Pero por mucho que se esfuercen, no se puede superar el visor de una DSLR, ya que este es simplemente nuestro propio ojo. Cuando miramos por el visor de una réflex sólo encontramos un espejo y el objetivo de la cámara, así­ que lo que ves es lo que hay, sin sorpresas.

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Pero al final esto va de cuál saca mejores fotos, y en este sentido cada vez hay menos diferencias. Hasta hace poco los sensores de las DSLR eran más grandes y de mayor calidad, y ya sabemos que esto, lo del tamaño del sensor, es realmente importante. Pero lo cierto es que cada vez encontramos menos diferencias en este sentido, e incluso hemos visto mirrorless con sensores de formato completo.

En general a dí­a de hoy, las réflex suelen contar con sensores un poco más grandes y con un poco más de rendimiento, pero ya no se puede decir que esta sea una norma absoluta, ya que depende del caso especí­fico. Además, la tendencia está cambiado y poco a poco parece que se van a igualar las prestaciones de unas y otras en este campo. En la batalla de la calidad de imagen no va a haber demasiadas diferencias, pero no hemos hablado de los objetivos.

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Y es que si nos fijamos en las lentes todaví­a encontramos algunos puntos relevantes. No es una cuestión de calidad, sino de variedad y disponibilidad de modelos. Las marcas que hacen cámaras réflex tienen unos catálogos de lentes enormes ya que llevan muchos años presentando y renovando modelos. Algunas marcas son tan populares que otras marcas fabrican objetivos compatibles con sus modelos. Cuando compramos una DSLR de las marcas más conocidas tenemos cientos de objetivos de todo tipo, precio y calidad a nuestra disposición.

Los fabricantes de cámaras mirrorless se están esforzando en ofrecer una buena variedad de lentes para sus modelos, pero es un proceso que lleva tiempo y no está garantizado que vaya a funcionar. El catálogo de la mayorí­a de las marcas se reduce a, como mucho, una decena larga de modelos, algunos realmente caros. Los fabricantes que también hacen DSLR ofrecen también anillos de conversión para utilizar los objetivos de las réflex, pero no parece una gran idea. Es cierto que con esto se amplí­a mucho el catálogo disponible, pero el objetivo de una réflex puede ser más grande y pesado que una de estas compactas, y en ese sentido se pierde toda la movilidad que habí­amos ganado con una cámara más pequeña.

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En lo que no parece que vayamos a encontrar batalla es el los precios. Habrí­a que ir modelo por modelo comparando prestaciones y etiquetas, pero lo cierto es que con un vistazo general podemos quedarnos con una tendencia: cuestan los mismo. La diferencia de precios, como hemos señalado, se encuentra más en los objetivos que en las cámaras en si mismas.

Por eso no es fácil responder a la pregunta «¿qué cámara es mejor?». Al final, como casi todo en el mundo de la fotografí­a, depende. En este caso habrá que tomar la decisión por una parte con nuestros gustos y por otra parte con nuestras necesidades. El peso y tamaño de una cámara parece un tema secundario al lado de la calidad de imagen o la versatilidad, pero cualquiera que lleve unos años en el mundo de la fotografí­a de manera más o menos profesional hablará de dolores de espalda y lesiones musculares que no tienen nada de gracioso ni secundario.

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No hay por tanto un ganador absoluto, sino modelos que se ajusten mejor o peor a las necesidades de cada usuario. Si lo importante es la versatilidad y una calidad sin sorpresas quizá sea el momento de hacerse con una réflex. Si prima la portabilidad o las ganas de probar cosas nuevas, una mirrorless puede ser la respuesta. La elección siempre a gusto del consumidor.

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