14 años ha durado la prohibición sobre las videoconsolas en China. Fue en el año 2000 cuando el Gobierno chino anunció al mundo que prohibía la venta de videoconsolas extranjeras dentro del país, alegando que estas podrían perjudicar la salud física y mental de sus jóvenes. Durante estos 14 años, ha habido continuos amagos por parte de China de levantar el veto y en septiembre del año pasado anunció que estaba estudiando la posibilidad de hacerlo, cosa que, finalmente, parece que ha sucedido. Al menos de forma temporal. El pasado año incluso llegó a prohibirse directamente la comercialización del juego Battlefield 4, por atentar contra la seguridad nacional, justo cuando desde el interior del gobierno se hablaba de levantar el veto y de ser más permisivos con los juegos. Por cierto, el merchandising del juego también se prohibió… el riesgo para el país debía ser grave según su Gobierno.
No es posible saber si el Gobierno chino logró su objetivo de no perjudicar las tiernas mentes de jóvenes y niños, pero sí que si pretendían evitar que jugaran, estaba claro que no lo iban a conseguir. Según portales dedicados a los juegos como Kotaku.com, al año siguiente de que se prohibieran las videoconsolas, el juego online y los juegos para móviles se dispararon en todo el país. Además de que, aplicando a pies juntillas la ley, sí que era posible usar consolas «plug and play», conectando directamente el mando a un monitor para jugar. Aprovechado este resquicio, Nintendo lanzó en 2003 iQue Player, un mando que se conecta directamente a la tele con una tarjeta Flash de 64 Mb donde se almacenan directamente los juegos. Juegos que había que descargar directamente de la tienda física. La idea también era crear un dispositivo cuyas características evitasen la piratería. Y se han acercado bastante.
La piratería en China es un auténtico problema. No sólo se copia el software, también el hardware. Incluso se han llegado a abrir tiendas falsas de Apple en el país asiático donde no faltaba el más mínimo detalle para ser una tienda oficial de Apple, salvo ser una tienda oficial de Apple. Aunque no es un mal endémico de las fronteras interiores chinas ni del sector tecnológico. En nuestro país, más de una persona habrá vivido la experiencia de comer en un restaurante japonés, con todo el aspecto de un restaurante japonés… pero que en realidad era un chino.
Salvo por la iQue Player, que con un precio de 60 dólares era demasiado asequible como para que la copia mereciera realmente la pena, tanto la propia Nintendo como Sony y Microsoft han realizado diversos intentos de vender sus consolas dentro de China. Las ventas masivas de las imitaciones han echado por tierra, de momento, cualquier nuevo intento. Puede que el alzamiento del veto, aunque sea temporal, permita realizar acciones más competitivas con productos realmente diferenciados en cuanto a calidad de cualquier remedo. La autenticidad se ha convertido, sin lugar a dudas, en un verdadero valor en China.