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Facebook no ha podido resistir la tentación del filón que supone para ellos la publicación de contenidos violentos. Hace unos meses, concretamente en mayo tras la denuncia de la organización Family Online Safety Institute, prohibió la publicación en el portal de ví­deos de extrema violencia. Un ejemplo de ello eran imágenes de decapitaciones reales. Sin embargo ahora se han echado atrás con la excusa de condenar las violaciones de los derechos humanos y el terrorismo, entre otras cosas. El lí­mite, de momento, lo han puesto en que no aparezca gente celebrando y festejando dichos actos de violencia. Con que sea sólo sufrimiento es más que suficiente.

Sin embargo, esa visión tan «humanitaria» de la red social no es compartida por todo el mundo. El Primer Ministro británico, David Cameron, ha tachado de «irresponsabilidad»  la decisión de Facebook donde ahora, esos contenidos están al alcance de cualquiera, niños a partir de 13 incluidos (en teorí­a es el lí­mite de edad para tener perfil, pero hay menores de 13 años que lo tienen con o sin el consentimiento de sus padres), que puede que no reflexionen igual que él sobre lo que están viendo, entre otras cosas. O que el ví­deo con el que han inaugurado su «nueva sección» sea convierta en una atracción más, una prueba social más, viendo quién resiste la mirada aterrorizada de una mujer que sabe que va a morir, mientras alguien presente lo graba. Claro que nos podrí­amos plantear que si Facebook tiene realmente intención de ayudar en la lucha contra la violencia y el terrorismo, podrí­a estudiar la posibilidad de destinar parte de sus millones a programas educativos o a las ONGs que luchan en persona contra ello. O, si lo prefiere, que anuncie gratis en sus páginas la labor humanitaria de estas entidades. Pero sólo si realmente quiere luchar contra ello, y no aprovechar el filón de la violencia, más aceptada y con menos prejuicios que el sexo a la hora de mostrarse.

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Para Zuckerberg la solución es tan simple como implementar en la red controles para avisar de que se van a ver contenidos inapropiados. Desde siempre han defendido como un derecho la posibilidad de los usuarios de subir aquello que consideren relevante en su vida y compartirlo con otros. Sin embargo, la red prohibe el contenido erótico y los anuncios de páginas con contenido sexual. También prohibió (y retiró), una foto de Kylie Minogue con un oso de peluche, y el 2011 prohibió la promoción de la redes sociales de la competencia en sus páginas. La coherencia es, sin duda, el rasgo más destacado de la compañí­a.

En cuanto al tema especí­fico de la violencia, si bien hay a quien le ha dado por pensar que las cosas hay que verlas en toda su crudeza, la realidad es que la violencia sólo ayuda a generar más violencia, y nunca en su estado más directo ha ayudado a tomar conciencia de nada ni a paliar problema alguno. Los estudios que se han realizado al respecto sólo han confirmado que, como poco, se crea una desensibilización en la persona. Lo que provoca, a su vez, que se le acaben restando importancia a los actos violentos por considerarlos parte de lo cotidiano. Si bien estos estudios se han referido fundamentalmente a niños, serí­a ingenuo pensar que no afecta a los adultos. Estos, de igual manera, acaban sufriendo el mismo fenómeno de restar importancia a los actos agresivos y violentos, justamente como mecanismo de defensa ante una situación generalizada y que no se puede eludir, como es la exposición permanente, a través de todo tipo de medios, a estos hechos violentos. La reacción más evidente de esto es asumir, justamente, que se puede ver cualquiera de estas cosas porque «no nos afecta». Sin embargo, se ha descubierto que el sentimiento de desaliento, depresión y tristeza en las personas, forman parte de esa reacción no consciente ante la generalización de la violencia. Generalización que, dicho sea de paso, Facebook ha decidido fomentar.

 

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