Sony está anunciando nuevos modelos de cámaras en todas sus gamas y le está ganando la mano a los dos gigantes Canon y Nikon en cantidad y en innovación. Aunque aparecen nuevas cámaras casi cada día, son muy pocas las ocasiones en las que un fabricante lanza algo realmente nuevo y distinto. Salvo algún producto muy concreto de los dos grandes, están siendo Sony, Olympus y Pentax los únicos que muestran ideas más frescas y distintas en sus productos.
En esta ocasión es Sony quien ha detectado un hueco en el mercado para una cámara muy peculiar. Imagina que ponemos juntos en una coctelera los siguientes elementos: un excelente sensor de 20 megapíxeles, un objetivo Carl Zeiss 24-200mm con estabilización para cubrir el 95% de las necesidades y muy luminoso (f2.8), un sistema de autofoco mejorado que permite hacer 10 fotos por segundo, también la grabación de vídeos FullHD, numerosos diales para poder controlar todo cómodamente y, como guinda, la posibilidad de conectarse a televisores 4K para ver las fotos con gran calidad. El resultado tiene que ser necesariamente una cámara que tiene prácticamente todo lo que pueden querer los usuarios más exigentes que, eso sí, no estén interesados en un sistema que crezca, como las réflex en las que se puede cambiar de objetivo e incluso añadirle toda clase de accesorios a la cámara.

La cámara Sony RX10 está pensada para el fotógrafo aficionado o incluso casual al que le echa para atrás la idea de comprarse una réflex y equiparla con dos objetivos, un 24-70 y un 70-200, ambos muy luminosos para que no se le resista nada. La «reticencia» de este teórico comprador es algo comprensible, ya que un zoom corto con esa luminosidad cuesta más de 1.000€ y seguramente más de 2.000€ el 70-200. Además de que serán bastante voluminosos y pesados. Ese tipo de equipo fotográfico tiene su público, pero es necesariamente pequeño y diría que fundamentalmente profesional o con ganas de serlo.
Sony ha juntado todos estos ingredientes en una cámara bridge que es, para entendernos, una réflex digital con un muy buen objetivo zoom fijo. El sensor Exmor R de 20.2 megapíxeles es el mismo que monta la RX100 Mark II donde ha dado muy buenos resultados. Mide 13.2 por 8.8 mm, unas cuatro veces más grande que los clásicos sensores de las cámaras compactas y, algo más de 3 veces menor que un APS-C. Este sensor está situado en un terreno medio pero, como el objetivo está diseñada para específicamente para ese sensor, la diferencia con sensores algo mayores no será significativa salvo en situaciones de muy baja luminosidad.
El sensor Exmor R puede trabajar con sensibilidades desde ISO 125 hasta ISO 12800 para hacer fotos o vídeos con la posibilidad de ampliarla un salto por debajo o por encima hasta ISO 80 o ISO 25600 al hacer fotos con modos especiales. También incluye un filtro de Densidad Neutra para grabar vídeo en condiciones de alta luminosidad o para conseguir efectos concretos en fotografía. El cuerpo tiene una pantalla LCD en la parte superior para controlar los aspectos de la toma igual que en una réflex de gama media-alta.
El objetivo Carl Zeiss Vario-Sonnar T* 24-200mm tiene una luminosidad de f2.8 constante en todo el recorrido del zoom. Sony asegura que esto es una primicia, ya que nadie había fabricado un zoom con este recorrido así de luminoso y es uno de los puntos más fuertes de esta cámara. El zoom no es mecánico, el anillo del zoom envía órdenes a la cámara que mueve, electrónicamente, el objetivo hacia un extremo un otro del zoom. Los mecanismos así suelen dar una sensación poco agradable al mover el zoom por el retraso al actuar, algo que sólo se confirmará cuando tengamos una unidad para probar. La abertura del diafragma se controla con un anillo del objetivo que hace «click» en el modo fotografía y tiene un desplazamiento suave al grabar vídeo, algo que sí agradecerán la mayoría de sus usuarios. El sistema de autofoco dispone de un nuevo modo Eye AF para mantener enfocados los ojos de la persona a fotografiar, no la cara en general. El visor electrónico Tru-Finder es de tipo OLED y tiene 1.44 millones de puntos y la pantalla trasera abatible es de 3 pulgadas.
La captura de vídeo promete ser de bastante calidad porque emplea todos los píxeles del sensor y no sólo parte de ellos, como muchas otras cámaras compactas. También muestra el nivel de sonido a grabar y permite moderar el nivel de sonido entrante si se conecta un micrófono externo. El cuerpo de la cámara está fabricado en una aleación de magnesio y está protegida contra inclemencias meteorológicas. Por último, dispone de conectividad WiFi y NFC y una amplia gama de accesorios. La cámara Sony RX10 saldrá a la venta en noviembre por 1.199€.