Dell

La multinacional tejana Dell ha dado hoy un golpe de timón, con el objeto de emprender un proceso de transformación de la compañí­a sin depender de la presión de los accionistas. De hecho, han sido los propios accionistas los que hoy han votado mayoritariamente a favor de la compra de la compañí­a por parte de Michael Dell, su fundador, y el fondo de inversiones Silver Lake Partners.

La operación, valorada en unos 24.900 millones de dólares, ha supuesto la compra de cada acción ordinaria a un precio de 13,75 dólares en efectivo y un dividendo de 13 centavos por acción. Ante la propuesta, el 65% de los accionistas dio su visto bueno a la operación, y sólo el 35% se opuso. Finalmente, Dell ha quedado en manos de la persona que la fundara en 1984 y que, hasta la fecha, ostentaba el cargo de CEO de la compañí­a.

Michael Dell promovió esta operación con la intención de tomar las riendas de su compañí­a y emprender un proceso de cambio dentro de Dell y lograr convertir a la empresa en lí­der de sector; esta vez como empresa privada. En una carta a los clientes publicada en la web oficial del fabricante, Michael Dell ha adelantado el camino que piensa seguir a partir de ahora: «Vamos a volver a nuestras raí­ces, al espí­ritu emprendedor que hizo de Dell una de las compañí­as que ha crecido más rápido y que ha tenido más éxito de la historia. Vamos a dar rienda suelta a la creatividad y la confianza, lo que siempre ha sido una de las señas de identidad de nuestra cultura empresarial», ha dicho Dell.

Dell Inspiron

Dell ha hablado de «revolución tecnológica» y se ha referido a la necesidad de la compañí­a de ser más y más accesible y asequible, para llegar a la mayor cantidad de público posible. La nube, la tecnologí­a móvil, los datos masivos, las soluciones escalables y la seguridad son los ámbitos que Dell ha apuntado como los futuros artí­fices de esa revolución dentro de la compañí­a. Ahora que no tiene que pagar dividendos a Wall Street, Michael Dell posiblemente pueda dedicar sus fondos a desarrollar esa revolución.

Hasta el momento, Dell ha estado al margen de los smartphones, los tablets, la nube, las apps… y parece que su fundador ha decidido poner fin a ese exilio y retomar algunos de los proyectos, entre ellos los de cloud computing, que dejó de lado no hace mucho. Ahora Dell quiere «soluciones sencillas y asequibles», un trato directo con el cliente y ampliar la cobertura de ventas. También ha anunciado su intención de acceder a las empresas por medio de inversiones en innovación, desarrollo y adquisiciones. Pretende dirigirse a los mercados emergentes y centrar buena parte de sus esfuerzos en los PC, las tabletas y la virtualización.

Es cierto que las oportunidades del mercado son grandes, pero también que Dell corre el riesgo de llegar demasiado tarde a algunos de los sectores que ahora reinan en él, justo cuando ya hay quienes se han adueñado de buena parte de la cuota y mantienen un liderazgo bastante sólido, al menos en apariencia. Habrá que ver, finalmente, los pasos que da Michael Dell para recuperar su glorioso pasado y convertir su empresa, finalmente privada, en la fuerza poderosa que él espera que sea.

 

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