Una plataforma de música en streaming es tan buena como su catálogo. Suscribirse a alguna y que falten bandas míticas puede resultar decepcionante. Por ese motivo, Spotify está trabajando para conseguir que aquellos artistas que sólo quieren estar en el modelo tradicional de distribución de música terminen por formar parte de su oferta musical. Ahora le ha llegado el turno a Pink Floyd.
La banda británica de rock progresivo, famosa por obras como The Wall y Dark side of the moon, nunca había estado disponible en los catálogos de plataformas musicales online.
La forma de conseguirlo, más allá del acuerdo comercial que las compañías implicadas hayan firmado, ha involucrado a los usuarios. Spotify publicó primero uno de los singles más populares de Pink Floyd, Wish you were here (algo así como «me gustaría que estuvieras aquí») y anunció que, de conseguirse un millón de reproducciones, la discografía completa se incluiría en el catálogo de Spotify.
Como no podía ser de otra forma, en unos pocos días se alcanzó la mágica cifra. Como por arte de magia, hasta 20 álbumes se materializaron (en realidad, virtualizaron) en el catálogo, incluyendo álbumes de estudio, EPs y recopilaciones.
No es la primera gran incorporación que Spotify obtiene en primicia. El año pasado consiguió incorporar a Metallica, una de los grupos más reacios a estar en Internet. La banda de metal por excelencia llevaba años peleada con los usuarios de Internet por piratear sus canciones, e incluso en 2000 llegó a demandar a Napster porque sus usuarios lo utilizaban para compartir sus canciones.
¿Quiénes siguen sin estar? Entre otras ausencias más o menos destacadas, se echa en falta a bandas como Led Zeppelin, Placebo o AC/DC. Pero, sobre todo, a la gran joya de la corona de la historia reciente de la música: The Beatles. La discografía de los cuatro de Liverpool es de las más codiciadas, tanto por su valor musical como por lo que representa para cualquier catálogo discográfico que se precie. Sin embargo, no es posible conseguirla online sin recurrir a descargas «no oficiales», ya que los propietarios de los derechos de autor no han autorizado su inclusión, ni en plataformas de streaming, ni en sitios de descarga de pago excepto iTunes.
Por ahora, no tenemos noticias de que estas bandas (o sus discográficas) estén negociando con Spotify para su inclusión, pero es muy probable que, poco a poco, temas como Special Needs o Highway to Hell terminen por incorporarse próximamente.
¿Y los Beatles? Ese es un asunto más complicado. Los derechos de autor de los temas de la mítica banda han sido siempre un bien muy preciado. Una parte de ellos, valorada en unos 500 millones de dólares, llegó a estar en poder de una empresa propiedad de Michael Jackson, tras una dura batalla legal que mantuvo con el mismísimo Paul McCartney. Jacko invirtió en ellos la mitad de su fortuna, y era uno de sus bienes más preciados. Aunque parece improbable que semejante máquina de hacer dinero esté en breve disponible para los usuarios de servicios de música en streaming, torres más altas han caído. La evolución puede retrasarse, pero no detenerse.